Se especulaba durante toda la semana con que podía haber cambios en el once inicial pero Garitano, con muy buen criterio, repitió equipo dando una continuidad merecida después de la buenas sensaciones ofrecidas en los últimos encuentros. Por lo visto ante Osasuna, los jugadores le han dado la razón. Seguramente haya ayudado mucho el hecho de haber marcado tan pronto pero se ha visto un equipo compacto, con las ideas muy claras y esa dosis de tranquilidad que echábamos en falta durante algunos momentos.

La defensa se mostró muy segura, debido también a la inoperancia de los visitantes. En el centro del campo se han asentado Borges y Guilherme, destacando este último en el robo de balones y trabajo de enlace entre líneas. Por delante, Çolak está demostrando ser una referencia para mantener el balón en la zona de ataque deportivista, con pases interiores a los jugadores de arriba siempre con mucho peligro y en disposición de remate. En las bandas, tanto Carles Gil como Babel realizan las funciones de apoyo y llegadas al área que echábamos en falta en las primeras jornadas. Por delante de ellos Florin Andone, un trabajador incansable que disputa todos los balones y que cuando hay apuros en defensa siempre lo buscan con pelotas en largo para ayudar al equipo en las transiciones ofensivas.

El Dépor tuvo posesión y combinó mucho y bien, pero creo que el rival en esta ocasión defendía por acumulación de hombres detrás del balón y sin ninguna presión. Como no cambie radicalmente, Osasuna se va directo a Segunda.

De todas formas, debemos quedarnos con lo bueno y aunque la segunda parte del partido ha sido muy aburrida, no sufrimos y se puede ver el futuro de una manera bien distinta.