El Deportivo tiene otra fortuna desde que Pepe Mel aterrizó en el equipo la semana pasada. Donde antes siempre salía cruz, ahora la moneda cae de cara. Resulta inevitable compararlo con lo que ocurría en la etapa anterior, cuando a los blanquiazules los maltrataban la mala suerte y los errores arbitrales. Ahora todo le sonríe un poco más, a pesar de que ayer también amagó con acabar firmando uno de esos encuentros que eran comunes con Gaizka Garitano en el banquillo.
Dominó, lo dominaron y encajó un tanto de manera un tanto desafortunada, pero acabó manteniendo la imbatibilidad de Pepe Mel desde su llegada con un penalti en el descuento de esos que no hace mucho los árbitros le racaneaban a los deportivistas. Le sirvió el tanto de Borges porque el Betis también perdonó en una ocasión de Dani Ceballos en la que se plantó en el área solo frente a Lux. El penalti final terminó mitigando el cansancio de los últimos días por la acumulación de partidos.
Pepe Mel ya había advertido de que los esfuerzos ante Atlético y Sporting le pasarían factura al equipo ayer ante el Betis. Acertó el entrenador deportivista, porque faltó frescura para encontrar alternativas en un partido disputado sin demasiado ritmo. Estuvieron plomizos los blanquiazules, tiesos al inicio y con dificultades para crear ocasiones. Las encontró cuando logró manejar la pelota. Ahí alcanza su mejor versión el Deportivo, cómodo para defenderse y con los medios necesarios para armarse hacia al ataque. Ocurrió que ayer el depósito del equipo estaba ya prácticamente en la reserva.
El entrenador deportivista prefirió exprimir al máximo al bloque de jugadores en los que había confiado desde su llegada la semana pasada. Era consciente de los riesgos de abusar de un grupo de futbolistas que disputaron tres partidos en tan solo siete días, pero aún así no hizo prácticamente cambios. Carles Gil fue el único con respecto al encuentro de El Molinón porque Mel reservó las rotaciones para el compromiso del domingo ante el Barcelona. Ante el conjunto azulgrana sí será más posible que el técnico oxigene a su grupo de jugadores de más confianza.
