El Deportivo se ha encontrado en el Granada a uno de sus cocos, uno de esos adversarios a los que parece imposible superar. De hecho, desde el regreso de los nazaríes a Primera División en la campaña 2010-11 los blanquiazules fueron incapaces de vencer en alguno de los siete partidos en los que se enfrentaron ambos equipos, que se saldan con cuatro empates y tres triunfos de los andaluces, el último, la pasada temporada en Riazor, donde también habían vencido en el curso 2012-13. Ese encuentro, que acabó con una goleada a favor de los rojiblancos (0-3) provocó la fuga de Domingos Paciência, el entrenador portugués que había suplido a José Luis Oltra en el banquillo coruñés al regreso del parón navideño.

Faltaban quince jornadas para el final del campeonato y los blanquiazules ocupaban la última plaza con 16 puntos en 23 partidos -Oltra, que había ascendido al equipo el año anterior, había estado al frente del equipo 17 jornadas y llegó a las vacaciones de diciembre también en la última plaza y 12 puntos-. Fue cuando llegó Fernando Vázquez, con el equipo a seis puntos de una salvación que no pudo sellar porque en el último partido -disputado en Riazor- la Real Sociedad se impuso (0-1) para sumar tres puntos necesarios para clasificarse para la Liga de Campeones.

Domingos Paciência dirigió durante seis encuentros al equipo deportivista, en los que sumó cuatro puntos de los 18 posibles. Si brillante estreno con el triunfo frente a un Málaga que flirteaba con los puestos de Liga de Campeones (acabó séptimo en la clasificación) y el posterior empate en Anoeta ante la Real Sociedad (acabó jugando la fase previa de la Champions tras ganar en A Coruña en la última jornada), el resto de los partidos confirmaron lo que se avecinaba, porque en los tres siguientes el equipo sucumbió ante sus adversarios, alguno un rival directo en la lucha por la supervivencia en la categoría.

Hasta que llegó el Granada y se paseó en Riazor ante un Deportivo que se había encontrado con una grada más entregada que nunca. Aquel 9 de febrero de 2013 fue uno de los peores días del deportivismo, que perdió la total confianza en los técnicos, jugadores y el presidente. Los futbolistas tuvieron que salir escoltados de Riazor y la grada pitó a Augusto César Lendoiro por primera vez desde su llegada al cargo en 1988. Domingos Paciência ofreció su cabeza al consejo de administración tras el encuentro (un sábado). "Si la solución pasa por mi salida, estoy a disposición del club". Esa misma noche mantuvo una reunión con el presidente y los capitanes, que trataron de convencer al portugués para que siguiese al frente del equipo. Parecía que lo habían logrado porque se anunció que el técnico luso dirigiría el entrenamiento del día siguiente (lunes, 11). No lo hizo.

Ese día José Ángel Franganillo, preparador físico y técnico de la casa, estuvo al frente de la primera plantilla durante la sesión de Abegondo. Domingos había decidido la noche anterior (domingo) que no continuaría. Se despidió de Lendoiro en una comida celebrada en el Playa Club, a la que también asistieron sus colaboradores y Ernesto Bello, entonces director deportivo del club coruñés. El entrenador luso dijo adiós a los seguidores a través de un comunicado en el que decía, entre otras cosas, que se marchaba "impresionado y agradecido por apoyo que la afición le brinda al equipo y triste, muy triste, por los resultados". Reconocía que habían podido cometer "errores", pero también destacaba que habían tenido "muy mala fortuna en los momentos decisivos y también, por qué no, errores arbitrales que nos han costado muy caro".

Esa misma noche era presentado Fernando Vázquez, una clara apuesta del entonces asesor jurídico del Deportivo Germán Rodríguez Conchado, que llegaba "emocionado" porque cumplía su sueño de entrenar al Deportivo. "Nada es imposible y hay muchísimo tiempo para resurgir", había dicho durante su presentación, pero la Real Sociedad sentenció a los blanquiazules al descenso por segunda campaña consecutiva.

El Granada fue el verdugo de Domingos Paciência y, en parte, del Deportivo con Lucas Alcaraz también en el banquillo nazarí. Y se convirtió en un rival atroz, ya que en los cinco encuentros siguientes, en ninguno lograron vencer los coruñeses. Esta temporada estuvo muy cerca de hacerlo en la primera vuelta, pero un grave error arbitral lo impidió. Ganaba el equipo blanquiazul (0-1) cuando Babel anotó a la salida de un córner, pero el asistente levantó el banderín para señalar un fuera de juego inexistente. Pocos minutos después Lombán igualaba el gol inicial de Andone. Y ahora el Granada llega a Riazor a disputar una final.