Eso fue lo que ocurrió durante los primeros 45 minutos: mucho juego en el centro del campo, sin crear ocasiones, intensidad la justa, la no precipitación propició mejor control del juego, pero se tiró una vez a gol y eso en tu propia casa y en un partido trascendental, no es de recibo. Sol y sombra en la presión a la salida del balón jugado desde atrás por el Málaga. No hubo apoyos por dentro de los mediapuntas a los laterales para que se prodigaran más en ataque. En fin, a estas primeras partes nos tiene acostumbrados el Deportivo durante casi toda la temporada, por desgracia.

A raíz del primer gol y sobre todo al conseguir el segundo, el Deportivo se soltó, siguió jugando sin precipitación pero con más llegada, arriesgó más, con algún susto por parte del Málaga al final. La defensa estuvo expeditiva durante todo el partido. Gil, que casi siempre ha sido alineado en banda, rinde mejor por el centro que por la banda. Arribas, magnífico tanto en el juego bonito y efectivo como en el feo. Estoy cansado de escribir desde la temporada pasada de la gran llegada que tienen Juanfran y Luisinho, pero hay que trabajarla en el aspecto ofensivo para aprovechar sus centros, y en el aspecto defensivo para que sus espaldas queden cubiertas (desdoblamientos).

Las diferencias en el juego de Joselu y Andone son manifiestas, lo que hace que el juego del equipo sea diferente, con Joselu es de más control y combinativo, y con Andone se puede jugar más a la contra, más directo y en perpendicular al marco contrario, lo que originó que el público estuviera predispuesto en contra con la alineación presentada para jugar en casa y en un partido trascendental. Dicho esto, no es de recibo la reacción de Joselu al marcar el gol y al ser sustituido.

Vuelvo a recordar una vez más, menos palabrería, menos medallas, que no hemos mejorado nada, y más hechos.