El Dépor va camino de convertirse en lo que todos los entrenadores quieren de sus equipos, que sean reconocibles. También Cristóbal Parralo, cuyo estreno triunfal en Liga permite encarar el futuro inmediato con un poco de tranquilidad. En el estadio de Gran Canaria el nuevo entrenador consiguió que sus jugadores mostraran algunas de las señas de identidad que pretende: presión alta, mucha amplitud y profundidad a la hora de atacar, y un punto más de intensidad que le hacía falta al equipo. Y todo ello orientado a la fortaleza como bloque, justo lo que más le estaba faltando al Deportivo en los primeros meses de competición.

►Otro inicio pésimo. Como tantas otras veces esta temporada, el equipo coruñés volvió a entrar mal en el encuentro, dejándose llevar hasta encajar el 1-0 en un error defensivo en cadena que aprovechó Remy. Es como si el Dépor necesitara encajar un golpe para entrar de lleno en los partidos y ese es uno de los aspectos a mejorar. Los rivales lo saben y suelen beneficiarse de esos regalos iniciales que casi siempre le cuestan caros al conjunto coruñés.

Capacidad de reacción. El Dépor no bajó nunca los brazos y tuvo paciencia para darle la vuelta al marcador a base de querer el balón, sobre todo para ensanchar el campo. Desde los costados Cartabia y Bakkali lideraron casi siempre los ataques, derrochando desparpajo a la hora de desbordar.

Hacia el gol desde las bandas. Dos centros al área tuvieron el premio del gol. Celso Borges volvió a destapar sus cualidades de gran llegador para batir a Raúl Lizoain con sendos cabezazos, el primero tras un envío de Cartabia desde la derecha y el segundo, tras el descanso, a la salida de un córner lanzado por Lucas.

Valentía para presionar arriba. Después del 1-0 el Dépor fue poco a poco recomponiéndose hasta hacerse dueño del partido discutiéndole la posesión a un rival que sufre mucho cuando no tiene la pelota. Sin balón, el equipo coruñés trató de recuperarlo lo más rápido posible con una presión alta que ahogó a Las Palmas. Tras los dos goles de Borges, el Deportivo no se encerró de forma descarada limitándose solo a defender, sino que optó por seguir asfixiando a su rival desde muy arriba hasta acabar ampliando la ventaja con el 1-3. Todos juntos, todos a una, como un equipo intenso.

►Cambios eficaces. Cristóbal logró que el Dépor consolidara su control del partido con la entrada de Mosquera, notable en la media hora jugó. También ayudaron a acabar ganando sin sufrir los otros dos que entraron desde el banquillo: Navarro y Expósito. Por primera vez en esta Liga, Andone no tuvo minutos.

Dudas en la portería. Para su primer encuentro liguero en el banquillo blanquiazul Cristóbal repescó a Pantilimon bajo palos. Poca seguridad transmitió el rumano, que sigue sin cerrar el debate abierto en la portería del Deportivo, por la que ya han desfilado cuatro guardametas diferentes en la presente temporada: Rubén, Tyton, Francis y el propio Pantilimon.

Todos alerta. Cristóbal fue el primero en lanzar un mensaje de calma tras la victoria en el estadio de Gran Canaria. "Hay muchas lecturas positivas, pero tampoco hay que desatar la euforia", zanjó el entrenador. Sabe que hay mucho que mejorar, pero el triunfo le permite ganar tiempo para trabajar sin una urgencia clasificatoria tan alarmante. El cambio de técnico ha reactivado a los jugadores. Era lo esperado. Lo difícil es mantener en el tiempo ese nivel alto de tensión competitiva.