Dos de dos para el Deportivo en Riazor, que despachó con autoridad al Granada para despejar las dudas sembradas después del tropiezo en Alcorcón. Afloró ayer en el estadio blanquiazul la versión más convincente del equipo de Natxo González para amarrar un partido ante uno de los gallos de la categoría en este arranque de campeonato. Dos goles de Quique González y una elogiable actuación coral le valieron a los deportivistas para volver a engancharse a la zona noble de la clasificación.

De entrada, el Deportivo demostró que le sienta bien Riazor, por mucho que el estadio todavía luzca los andamios para sustituir la cubierta que ayer obligaron a recolocar en otras localidades a un buen número de abonados. Es otro equipo el que comparece ante sus aficionados, con otro ánimo y espíritu. Lo había adelantado contra el Sporting y lo confirmó ayer ante un Granada al que sometió desde el comienzo a través del manejo de la pelota. Se la intentó discutir el conjunto andaluz, también animado por su técnico a manejar los encuentros a través del balón. Fue el Deportivo, sin embargo, el que lo gestionó de manera más eficaz para comenzar a asomarse con peligro por el área rival.

Dominó el equipo deportivista porque encontró en Mosquera y Vicente Gómez dos jugadores para darle carrete a la pelota en medio de ese rombo tan cuestionado del técnico. Chirrió Didier Moreno, atropellado con el balón y en demasiadas ocasiones mal colocado, pero el conjunto blanquiazul logró desplegarse con verticalidad hacia portería contraria apoyado también en la mayor profundidad que aportaron los laterales.

Uno de ellos, Saúl García, afrontaba una prueba exigente porque de la grada pasaba directamente al lateral izquierdo debido a las bajas de Caballo y Dubarbier. Era también su estreno con la camiseta deportivista en Liga desde su llegada al club en 2015, pero demostró el bagaje que ha ido adquiriendo desde entonces en las sucesivas cesiones que fue encadenando.

La primera oportunidad sería para Carles Gil con un remate en el área que se marcharía desviado y que marcaría la tónica de los 45 minutos iniciales. La intención del Deportivo era jugar en campo contrario, con las líneas adelantadas para robar lo más cerca de la portería rival. Le funcionó la receta a los deportivistas, que con este método rozarían el gol al filo del cuarto de hora. Una recuperación en la banda derecha acabó en un disparo de Carlos Fernández que el portero logró rechazar.

Fueron los mejores minutos de los deportivistas, que encontraban por fin fluidez a su juego con la lección aprendida de lo ocurrido hace una semana en Alcorcón. Hubo mayor participación de todos los jugadores, una actuación más coral que le permitió crear alternativas y superioridades en zonas clave del campo. Allí donde naufragó en Santo Domingo, reinó ayer el conjunto de Natxo González, más atento y concienciado para acudir a las disputas y los balones divididos.

Al Deportivo solo le faltaba confirmar su dominio en el marcador. Lo rozó con un remate de cabeza de Quique al palo después de una buena jugada entre Vicente Gómez y Saúl. El Deportivo, sin embargo, se marcharía al descanso sin ventaja y reclamando de forma insistente un penalti por mano en el área de un jugador del Granada.

Tenía por delante el segundo tiempo para insistir en una propuesta que había interpretado a las mil maravillas en el primer acto. El conjunto blanquiazul logró reducir las distancias en todos los sentidos, de manera que tuvo que hacer menos esfuerzos para asomarse por el área contraria y para combinar de la manera que persigue su técnico.

Se vio poco del Granada en ese primer tiempo, pero tras el descanso logró estirarse con mayor intención. El partido amagaba entonces en convertirse en choque pendular, pero el Deportivo encontraría el camino del gol desde el punto de penalti después de que David Simón fuera atropellado de forma aparatosa en el área.

Ya no estaba sobre el campo Didier Moreno, sustituido por Edu Expósito, y el que asumió la responsabilidad fue Quique González. Acertó el delantero y el tanto sirvió como un desahogo para el Deportivo, que por entonces había comenzado a amagar con acularse demasiado sobre su portería. El tanto también restó ambición al Granada, que diez minutos después se encontraría con el segundo.

Fue de nuevo Quique González el que culminaría con una gran acción en el área una buena jugada de los deportivistas. El delantero, escorado hacia la derecha, sacó un remate de espaldas que sorprendió al portero. El gol prácticamente finiquitó un encuentro al que ni siquiera el tanto de Montoro con el tiempo prácticamente cumplido añadió incertidumbre. Dos partidos y dos victorias para el Deportivo en su estadio, las dos convincentes y necesarias para no perder compás en la clasificación a las primeras de cambio.