Las categorías están para algo. Hay futbolistas de Primera, de Segunda, de Segunda B... Y también árbitros. El de ayer, Díaz de Mera, no merece pitar a profesionales. Se inventó lo nunca visto, ni en Riazor ni en ningún sitio, al expulsar a un jugador, en este caso Quique González, por intentar un remate de chilena. Según reflejó en el acta, le mostró la roja por "dar una patada en la cabeza a un adversario, con uso de fuerza excesiva, en disputa del balón". Increíble. Tan insólito e injusto como determinante para el desenlace de un encuentro que el Deportivo iba camino de remontar de no ser por ese error arbitral merecedor de un sinfín de calificativos. "Grosero", el que eligió Natxo González, se queda corto. Su equipo mereció ganar pero pudo acabar perdiendo ante un Málaga reservón hasta el tramo final, cuando se vio en superioridad numérica. Por lo menos, el Dépor salvó un punto y sigue a cuatro del líder.

Diez minutos, algo menos, le duraron al Málaga sus ganas de tratarle al Deportivo de tú a tú. Quiso exponer en el arranque, pero pronto dio un paso atrás para dedicarse mucho más a defender que a atacar. Le obligó el equipo coruñés, bien liderado en ataque por Carles Gil, especialmente cómodo para combinar con sus compañeros. Apareció el valenciano y también los laterales, sobre todo David Simón. Recital del grancanario por su banda para ganar una y otra vez la línea de fondo. Apenas cinco minutos habían transcurrido cuando el isleño robó un balón cerca del área y se metió hasta la cocina para meter un pase de la muerte que Quique remató fuera en inmejorable posición. Fue la primera clara de un Dépor mandón que quiso la pelota tanto como siempre pese a la ausencia de Vicente.

Natxo González optó por repescar a Krohn-Dehli para cubrir la baja del canario y sorprendió dejando en el banquillo a Mosquera para apostar por Álex desde el inicio. No desentonó el de la Sagrada Familia, siempre en el sitio correcto para sacar de un apuro a más de un compañero. El danés, en cambio, estuvo bastante más discreto. Apareció poco, casi siempre demasiado lejos de la portería contraria y para dar continuidad al juego hacia atrás, no hacia adelante.

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El Dépor salva un punto ante el Málaga

Solo Carles Gil fue capaz de iluminar un ataque en el que Carlos Fernández y Quique González retrasaron con frecuencia sus posiciones para dar salida a sus compañeros y generar espacios por los que sorprender a la ordenada defensa del Málaga. Solo dos tantos en contra en siete jornadas, la mejor prueba de la enorme solidez de los andaluces. Muy pocas veces se dejaron sorprender, aunque a los doce minutos casi acaba en gol una contra bien guiada por Quique y rematada fuera por Carles Gil.

El Dépor lo intentaba de todas las maneras. También a balón parado. A la salida de un córner casi marca Marí. Su remate, tras acomodarse el balón dentro del área, se marchó desviado (m.37). Fue la penúltima del equipo coruñés en los primeros 45 minutos, ya que antes del descanso Quique lo intentó de cabeza tras un buen centro de Saúl. Solo faltaba el gol para reflejar en el marcador la superioridad coruñesa. No es que el Dépor estuviera haciendo un encuentro brillante, pero era el único que quería buscar de verdad la portería contraria.

El plan del Málaga se estaba cumpliendo a la perfección. Todo según lo previsto. 0-0 y 45 minutos por delante para jugar con la ansiedad del Dépor y esperar el momento ideal para golpear. No tardó en llegar, solo nueve minutos tras la reanudación. Bastó un saque de banda, de esos kilométricos que lanza Luis Hernández, para que N'Diaye firmara el 0-1 tras un barullo en el área (m.54).

El Deportivo acusó el golpe y se nubló en ataque, pero a base de insistencia encontró el empate tras un buen centro de Álex culminado por Carlos Fernández (m.76). Las esperanzas de completar la remontada con un segundo tanto duraron apenas un par de minutos, los que transcurrieron desde el 1-1 hasta la insólita expulsión de Quique. El Málaga aprovechó su superioridad numérica para irse hacia arriba con todo y el Dépor bastante tuvo con aguantar. Para eso entró Bóveda, desafortunado durante esos minutos finales en los que Dani Giménez actuó de salvador al abortar un mano a mano de Harper con una gran intervención. Sabor agridulce por cómo fue el partido. Remontada interruptus. Pero el Dépor no pierde en Riazor. Suma y sigue.