En la que fue la noche de Carlos Fernández el Deportivo consiguió la victoria más rotunda de la temporada para prolongar el idilio que mantiene con un Riazor cada vez más entregado a la causa de un equipo que madura con el paso de las jornadas al ritmo que proponen sus jugadores más destacados. Cuatro le endosó al Elche, tres con la firma del joven delantero sevillano, para asomarse más si cabe por la zona alta de la clasificación y presentar unas credenciales de máximo aspirante que se le presuponían sobre el papel antes de que arrancara el campeonato. El conjunto de Natxo González ha ido trasladando también al césped esas expectativas con actuaciones convincentes que el viernes encontraron su cenit en una noche redonda para los blanquiazules.

EUn equipo reconocible. El Deportivo ya había dejado buenas sensaciones frente a Sporting, Granada, Nàstic y Málaga, pero contra el Elche alcanzó un rendimiento colectivo notable ante a un rival que cuestionó su superioridad más de lo que podría deducirse del marcador final. Los cuatro goles terminaron eclipsando el desarrollo de un encuentro al que los ilicitanos comparecieron con intenciones de comprometer a Dani Giménez apoyados en un solidario funcionamiento defensivo que limitó las oportunidades blanquiazules en el primer tiempo. Solo a balón parado encontró el conjunto de Natxo González la manera de inclinar el partido a su favor. Le costó encontrar profundidad porque los laterales estuvieron especialmente limitados para sorprender. El propio entrenador deportivista reconoció que prácticamente habían jugado en campo contrario todo el encuentro, como el resto de sus compañeros en una primera mitad en la que los blanquiazules monopolizaron la pelota. Lo hizo a través de una propuesta cosida a la pelota que se ha convertido en el rasgo principal del equipo.

ELos goles, la recompensa. Los jugadores parecen haber asimilado por completo el planteamiento que les propone Natxo y eso se ha traducido en una confianza mayor. Ante el Elche se vio a un conjunto más suelto, con mayor ambición para jugar en campo contrario, cerca del área para maximizar la presión y aumentar las oportunidades. Eso se tradujo en goles y en una actuación para el recuerdo de Carlos Fernández. El delantero firmó un triplete y levantó a la grada con un segundo tanto que despejó las dudas mostradas por el equipo en el arranque de la segunda mitad.

EDeberes todavía pendientes. El Deportivo, a pesar de su convincente actuación del viernes ante el Elche, aún tiene lunares. El conjunto de Natxo González todavía mantiene cierta tendencia a acomodarse sobre su portería con el marcador. Le ocurrió tras el descanso, coincidiendo con la presión adelantada del Elche. Todavía no ha sido capaz tampoco el equipo blanquiazul de resolver ese escenario y sufre cuando los rivales se lanzan a entorpecer el inicio de las jugadas. La víctima preferida suele ser Álex Bergantiños, poco asistido el viernes en ese sentido por Krohn-Dehli o Edu Expósito, jugadores más capacitados para esa tarea.