El Deportivo echará esta noche el candado a 2018 en el Ramón de Carranza contra el Cádiz, uno de los equipos más en forma de la categoría como demuestran los 22 puntos que sumó en las últimas nueve jornadas; pero los números también avalan al cuadro coruñés, que acumula trece jornadas consecutivas sin perder en las que sumó 26 puntos. Datos objetivos que llevan a los entrenadores de uno y otro equipo a piropear al rival. Un síntoma de respeto; una señal de precaución.

Solo el Alcorcón venció en el Ramón de Carranza (0-2), el único equipo capaz de derrotar a los deportivistas en lo que va de curso, y logró la victoria en Cádiz justo a la jornada siguiente de haberse impuesto a los deportivistas en Santo Domingo con toda justicia. Aquello fue en septiembre, después lo amarillas solo cedieron dos empates ante el Nàstic y el Sporting. Fue con el conjunto asturiano cuando inició una racha que le llevó a estar ocho partidos sin perder, de los que llegó a ganar siete de forma consecutiva.

Aquella había sido la última derrota de los cadistas, justo ocho días después de la única que sufrieron los deportivistas, hasta que la pasada semana cayeron en su visita al Málaga (1-0) en La Rosaleda. Tras aquel partido llegaron dos empates y cinco triunfos consecutivos ante una parroquia que comprobaba como su equipo pasaba de los puestos de descenso a meterse entre los que dan derecho a disputar la fase de ascenso a Primera División.

Mientras tanto el Deportivo se limitó a remontar y vencer en Tarragona al Nástic y empatar en cada uno de sus desplazamientos. Un punto por viaje parecen bastar, sobre todo porque los blanquiazules suman de a tres en casa -con la excepción del Numancia hace dos jornadas y del Málaga-, a pesar de que la afición ya le reclama un tercer triunfo lejos de Riazor.

Los blanquiazules ganaron dos de los nueve partidos que disputaron a domicilio -solo, dicen-, perdió uno y empató seis. Esos números y el potencial de la plantilla permiten a los coruñeses llegar al Carranza con la confianza de cerrar el año de forma positiva. No hay obsesión por ganar fuera, reiteran los técnicos y futbolistas blanquiazules, pero un triunfo más a domicilio en el último partido sería dar un golpe encima de la mesa. No por ser el que cierre 2018; sería porque lo lograría ante uno de los equipos del momentos en la actualidad y que muestra un hambre de puntos insaciable.