"¡Dépor, Dépor!" se oía desde la zona reservada para la afición deportivista en El Molinón. Fue el momento de unión entre seguidores y futbolistas al finalizar el partido en el que los jugadores de Natxo González se anotaron la tercera victoria de la temporada a domicilio. Y fue en Gijón, una de las plazas reservadas por la masa social blanquiazul cada temporada, que agotó rápidamente las 1.100 localidades enviadas por el club gijonés a la plaza de Pontevedra. Si más hubiera, más blanquiazules habría.

Desde hace una década los partidos entre Sporting y Deportivo tienen ese aroma de rivalidad, de fútbol norteño, de piquilla entre aficiones, y de encuentros de tensión y con mucho en juego, con luchas por la permanencia y por el ascenso. La lluvia y el frío evitaron que hubiese una mejor entrada, pero aún así con 20.740 espectadores (más de un millar de deportivistas) El Molinón tuvo su tercera mejor asistencia de la temporada solo superada por los partidos ante Zaragoza (22.106) y Nàstic de Tarragona (21.586).

Y ayer fue el día de Álex Bergantiños, en el campo que lo recibió con los brazos abiertos la pasada campaña y que ayer le reconoció su trabajo con la camiseta rojiblanca del Sporting. Solo jugó una temporada en el equipo gijonés, pero Álex dejó huella entre la afición rojiblanca. Ayer cuando sonó su nombre en la megafonía con la alineación del Deportivo todo El Molinón respondió con aplausos. Y Bergantiños correspondió al no celebrar su gol, se tanto que puso por delante al Deportivo.

Por fin hubo un partido de fútbol sin incidentes en Gijón, donde los aficionados blanquiazules desplazados se concentraron a mediodía en la plaza Mayor para aprovechar el día antes de desplazarse al estadio gijonés. Todo fue concordia y tranquilidad en la previa. Como tiene que ser en cada uno de estos partidos, como sucede cuando el Sporting llega a A Coruña respaldado por miles de aficionados. Esta temporada la ciudad coruñesa no pudo vivir ese ambiente por las obras en Riazor; este año le tocó a Gijón disfrutar de la fiesta el deportivismo. Al final, los seguidores blanquiazules aumentaron los festejos gracias a un triunfo fuera de casa, que llegó en el campo de un eterno enemigo futbolístico.