Quique González (Valladolid, 1990) puso el domingo en Granada punto y final a una racha de seis partidos sin marcar. El anterior había sido desde el punto de penalti y hacía ya demasiado que no veía puerta con la facilidad con la que lo hacía en un comienzo de temporada pletórico en el que anotó nueve goles en 13 partidos. Después de un paso por el banquillo y de jugar partiendo desde la banda, esta semana recuperó el olfato goleador que le había faltado.

- ¿Se quitó un peso de encima con el gol en Granada?

-A nivel personal siempre estuve tranquilo. En el fútbol hay picos de forma, hay momentos, hay rachas... muchas cosas para las que hay que estar preparado. En este tipo de situaciones el aspecto mental creo que es muy importante, mantener el equilibrio cuando ganas, cuando marcas partido sí y partido también y cuando va todo rodado. Hay que tenerlo también cuando las cosas no salen, no tienes esa racha de goles o no ganas y el equipo hace buen fútbol.

- ¿Cómo sobrelleva esos momentos menos buenos?

-Ya tengo 28 años. No es lo mismo que cuando tienes 20 o 22, que estás empezando. Tener partidos encima y esos años de fútbol que llevas te hacen aprender y ver las cosas de otra manera. Todo eso te hace fuerte y saber afrontar estas cosas mejor.

- En la celebración parecía haber mucha rabia contenida...

-Es que en un delantero, aunque es verdad que el trabajo es innegociable, está claro que lo más importante es meter goles. Mi mentalidad es la de marcar en todos los partidos, pero hay muchos factores que influyen. La celebración viene porque es un gol importante, un campo difícil, un rival directo, fuera de casa... Justo era la portería en la que estaba nuestra gente y la sensación de marcar un gol es algo muy bonito y poder celebrarlo con ellos me hacía mucha ilusión.

- Lo que no faltó, según subrayó su entrenador, fue trabajo por su parte...

-Tampoco hay que volverse loco. Yo me conozco, sé cómo trabajo, sé de mis virtudes y estaba tranquilo. Está claro que quería marcar y ayudar al equipo, pero para nada me volví loco o me frustré. Trabajo en el día a día como lo he hecho siempre y al final las cosas llegan. Cuando uno trabaja así no se le puede pedir más, luego es estar más o menos acertado.

- Sin embargo tuvo que pasar por el banquillo, ¿cómo le sentó?

-Durante la semana tanto mis compañeros como yo trabajamos porque queremos jugar, pero es imposible estar siempre al cien por cien, por muchas cosas, porque no somos máquinas. Me tocaron dos partidos en el banquillo y, obviamente, cuando uno es ambicioso y compite le fastidia porque trabaja para ello. Pero no solo a mí, a todos los compañeros igual.

- ¿Dependía en exceso el equipo de sus goles y de los de Carlos Fernández?

-No lo creo. Son momentos. Hubo partidos en los que estuvimos Carlos y yo y las cosas fueron fantásticamente, pero hay muchos jugadores arriba y se demostró que al final vamos a ser importantes todos.

- ¿Qué le pareció el adiós al rombo?

-Es importante tener varios sistemas o jugar de maneras diferentes. Cuantos más recursos tengas, más difícil es para el rival. Pasan las jornadas, los rivales te conocen... Ahora estamos con este sistema, pero el otro nos dio muchas victorias y momentos de buen fútbol, pero no hay que cerrarse a nada.

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Quique González: "Quería marcar y ayudar al equipo, pero no me frustré ni me volví loco"

- En ese sistema le ha tocado jugar en la banda, ¿dónde se encuentra más cómodo?

-Yo soy delantero. Donde más rendimiento he dado siempre es como delantero, pero a veces tienes que jugar en otra posición y ayudar donde te toque. En la parte de arriba en cualquier posición me siento cómodo, en unas más que en otras, pero de nada sirve decir: 'Me gustaría jugar aquí'. No, aquí es donde te ponga el míster porque cree que lo puedes hacer bien.

- Ganaron en Gijón, en Granada y ahora llega el Nàstic antes de visitar Málaga...

-Entiendo a la gente que está ilusionada con estas dos victorias fuera de casa y contra rivales de arriba, pero aunque el Nàstic esté donde está va a ser un partido muy difícil. El hecho de ganar en Gijón o en Granada no te garantiza ganar con facilidad el partido que tengas en casa. Hay que ser cautos.

- Carmelo del Pozo desveló al final del mercado de enero que habían llegado ofertas por jugadores importantes, ¿usted recibió alguna?

-En todo momento estuve muy tranquilo. Vine aquí con la ilusión de jugar con el Deportivo en Primera División y para nada estuve pendiente del mercado de invierno. Lo que quiero es ascender con el Dépor y hacer buenos números, que para eso vine. Sería imposible que me fuera porque estoy muy feliz. Llevo aquí cuatro ratos, como quien dice, y la gente me valora muchísimo. Que te ovacione Riazor con el poco tiempo que llevo para mí es un orgullo.

- ¿Qué ha encontrado en el club y en la ciudad desde su llegada?

-Sabía a dónde venía. Sé lo que es el Deportivo y la gente me habló muy bien de la ciudad y del club. Es verdad que se ha pagado un dinero por mí, pero sabía que tenía que trabajar como lo he hecho siempre porque las cosas llegarían.

- Y le han respetado las lesiones, tal y como está ahora el panorama en el equipo...

-Es algo atípico, pero gracias a Dios a nivel personal solo he tenido la microrrotura en el gemelo de Tenerife. Trabajo para estar lo mejor posible, me cuido mucho y vivo el fútbol 24 horas, porque es mi trabajo y mi profesión. De lo que se trata es de hacerlo bien en el campo, pero para ello hay que hacer muchas cosas más.