Una igualada que parecía escrita, que a nadie disgustaba. Nadie podrá acusar a Dépor y Málaga de no querer ganar, pero es evidente a ninguno de los dos les sobraba el reparto de puntos. Un empate estratégico. Les abrumaba tanto el futuro, lo que está por venir, que de algún modo el presente, el duelo de esta tarde en La Rosaleda, fue por momentos secundario. Si nada se movía, el equipo malacitano seguía por delante en la tabla y no perdía el goal average y los coruñeses no se descolgaban a la espera de un mes de marzo en el que no saldrán de casa. Y así ocurrió: del pensamiento a los hechos. Pudieron desnivelar el duelo Blanco Leschuk, Fede Cartabia o Borja Valle. Dani Giménez y Munir sacaron también buenas manos, nadie los superó. Es cierto que si alguien lo buscó, sobre todo en los últimos minutos, fue el equipo coruñés, pero su paso adelante no tuvo premio. Faltó colmillo, salvo en este tramo. Dépor y Málaga se seguirán retando en los próximos meses, pero a partir de ahora en la distancia.

LaLiga123: Resumen del Málaga - Deportivo (0-0)

LaLiga123: Resumen del Málaga - Deportivo (0-0)

Todo el ardor de los prolegómenos no se tradujo en vértigo en el inicio el duelo. La hinchada malacitana quería empujar a su equipo hacia la portería coruñesa, pero el conjunto de Muñiz siempre mide, no regala nada ni los esfuerzos. No necesita la pelota, solo sentirse seguro y hacer daño en los momentos ciertos. En ese contexto y con la entrada de Pedro Mosquera en el once coruñés, era muy probable que la posesión acabase decantándose del lado herculino y así ocurrió. Le costó al Dépor ser punzante en los compases inciales. Sí que es cierto que en determinadas ocasiones era capaz de cambiar el ritmo en tres cuartos después de masticar las jugadas, pero no creaba oportunidades de gol. Menos el Málaga, que parecía querer jugar con el reloj y con su posición en la tabla. Las jugadas a balón parado también fueron un foco de tensión, hubo más fuego de artificio que munición real.

La banda derecha fue la principal vía de ataque del conjunto coruñés que se vio abocado a jugar en estático porque el Málaga, imponente físicamente, impedía cualquier contra. Varios jugadores de Muñiz fueron un muro para Quique y el resto de jugadores ofensivos. En el flanco diestro destacó Fede Cartabia, algo más entonado que la semana pasada, buscando las costuras del entramado andaluz. Sus centros no encontraron rematador, tampoco hubo buenos remates desde la frontal de los llegadores gallegos. Al Dépor le faltaba dar un paso más y le cuadraba el guion del duelo.

26

Las imágenes del Málaga-Deportivo

Casualmente desde la izquierda llegaron los avisos más claros del Dépor en ese primer acto. Quique y Edu Expósito besaron el gol minutos antes de la acción de la polémica. Toda La Rosaleda reclamó penalti por una mano de David Simón a disparo de Pacheco que el colegiado entendió como involuntaria. Fue rotundo, fue valiente, a pesar de las presiones locales. Acertó. Nada se movía.

Y después de tanto tanteo todo se pudo ir al garete en un minuto. Hubiera sido un desenlace con un sello muy del Málaga de Muñiz. Toda una primera parte sin arriesgar a la espera de que cayese alguna del árbol y la tuvo, pero en el arranque de la segunda. Una indecisión en la salida de balón entre Pablo Marí y Dani Giménez le dejó un balón botando en el área a Blanco Leschuk. Al muñeco. El meta volvió a responder en una situación límite, aunque el fallo hay que achacárselo sobre todo al ariete, a su falta de tino para esquinar el remate. El equipo coruñés lo pasó mal en los minutos siguientes mientras La Rosaleda apretaba. Lógico.

Dépor y Málaga se afanaron en mantener la distancia en el posterior tramo de encuentro. Solo los coruñeses buscaban alguna acción más vertical. Recorte y disparo de Borja Valle, algún reverso y delicatessen de Edu Expósito... Precisamente, en una jugda del exfabrilista, Fede Cartabia pudo hacer la diferencia. Era su pierna mala, pero resulta increíble que su disparo se marchase fuera. Fue el preludio de los mejores minutos coruñeses en los que La Rosaleda se cabreó y hasta pitó y en los que Munir se hizo gigante con una mano salvadora a Borja Valle cuando todo el deportivismo cantaba gol. Dispuso de otra más el berciano. Ahí sí el equipo de Natxo fue ambicioso, rozó un triunfo de enjundia. Harper, que acababa de salir desde el banquillo, también tuvo la suya antes del descuento. La grada empujaba, su equipo tampoco pisaba el acelerador. No lo necesitaba, este Málaga no es así. El Dépor respira tras superar un mes de febrero a domicilio de los que le podían haberle crucificado y aparece ahora colocado en una posición idónea para coronar en marzo. Riazor dictará sentencia.