La plantilla del Deportivo regresó ayer al trabajo en Abegondo para completar una sesión atípica por un doble motivo: el parón competitivo de este fin de semana para el equipo coruñés, que sumará automáticamente los tres puntos frente al Reus sin jugar; y sobre todo, la necesidad de elevar los niveles de autoestima, bajo mínimos tras los últimos resultados negativos que han alejado al Dépor de los dos primeros puestos. La situación clasificatoria preocupa, porque en lo que va de campaña nunca el conjunto blanquiazul estuvo tan lejos de la zona de ascenso directo, ahora mismo a siete puntos; pero también inquieta, y mucho, el bache de juego. El margen de mejora es grande y hay muchos detalles tácticos por solucionar, empezando por encontrar una identidad propia, un plan de juego claro y definido que el Dépor sí tuvo en el primer tercio de la temporada, pero que ahora mismo le falta. Sin embargo, antes de enfocar la preparación hacia el encuentro del viernes próximo frente al Almería, el cuerpo técnico quiere hacer un reseteo completo a nivel mental para que los futbolistas se liberen del desgaste psicológico acumulado por los malos resultados para encarar de la mejor forma posible el futuro inmediato.

Por eso ayer Natxo González decidió guardar su pizarra para oxigenar a sus futbolistas en este momento tan delicado. Esta vez no hubo sesión de vídeo antes de salir al césped, ni trabajo táctico en los campos de Abegondo, ni siquiera repaso a las acciones de estrategia. En la parte preparatoria del entrenamiento hubo juegos de activación para completar el calentamiento, tras el cual la plantilla quedó dividida en cuatro equipos diferentes para realizar diversas tareas con balón en la parte principal de la sesión, ninguna de ellas a campo completo. Los jugadores trataron de hacer piña más que nunca, con más saludos y abrazos de lo habitual. Es justo ahora, en una situación casi crítica, cuando el vestuario quiere demostrar de qué pasta está hecho para, entre todos, salir adelante y superar la adversidad.

El Dépor se refugia en el día a día, centrándose más que nunca en sí mismo desde la profunda autocrítica individual y colectiva, y al mismo tiempo tratando de aislarse por completo del exterior, de todo aquello que pueda escapar a su control. Una auténtica burbuja para los jugadores, liberados esta semana por el club de tener que conceder entrevistas a los medios de comunicación. Todos en el vestuario se habían conjurado para convertir el mes de marzo en el del arreón definitivo para escalar posiciones, aprovechando los tres puntos seguros frente al Reus y los encuentros en Riazor ante Alcorcón, Las Palmas y Almería. No contaban con el pinchazo ante el conjunto de Cristóbal Parralo, que empezó ganando y acabó empatando en la recta final (2-2), y ni mucho menos con perder (0-1) ante una UD Las Palmas que llegaba a Riazor tras encajar seis derrotas seguidas a domicilio. La realidad es que el Dépor solo sumó tres puntos en los últimos cuatro partidos en casa, donde fue muy fiable en el primer tercio de la temporada. Ahora, en cambio, flaquea en Riazor.

El viernes de la próxima semana volverá a tener una nueva oportunidad para ganar como local, pero ya sin más margen para el error teniendo en cuenta lo lejos que están los dos primeros, Osasuna y Granada. Para esa trascendental cita Natxo espera recuperar a alguno de los futbolistas que actualmente están en la enfermería. Nahuel, con un pinchazo en el muslo derecho, no salió ayer al césped de Abegondo, pero debería recuperarse a tiempo para entrar en la próxima convocatoria. Más justo para ese duelo llegaría Carlos Fernández, quien ayer avanzó en su recuperación al margen del grupo. Lo normal es que el delantero andaluz espere alguna semana más para volver a la lista, ya que su historial de lesiones musculares está poblado en los últimos meses y una recaída sería fatal a estas alturas de temporada. De ahí que en el club no quieran tomar ningún riesgo precipitando su reaparición. Más lenta marcha la puesta a punto de Michael Krohn-Dehli, que sigue sin fecha aproximada para su retorno a la competición.