A dos pasos de la meta está el Deportivo después de superar una dura eliminatoria ante el Málaga gracias a la pegada que demostró en la segunda parte de la ida en Riazor, pero también a la solidez que derrochó ayer en La Rosaleda. Supo sufrir para aguantar los insistentes ataques del Málaga y lo hizo con mucho orden y solidaridad por parte de todos los jugadores, pero también con ese punto de fortuna imprescindible en este tipo de duelos tan igualados. Los palos se aliaron de nuevo con Dani Giménez, mientras que Munir colaboró a la victoria coruñesa con su pifia en el tanto de Álex Bergantiños.

El equipo coruñés sube sus niveles de competitividad en el momento más decisivo de la temporada. Se clasificó a duras penas para el play off, en gran parte gracias al empujón que le dio el Extremadura con su sorprendente victoria en Cádiz. Antes, llegó a verse fuera de la promoción a tres jornadas del final, pero ganó in extremis al Mallorca gracias a un penalti transformado en el 95 por Carlos Fernández (1-0). El conjunto balear, probable rival del Dépor en la final por el ascenso, no fue capaz de marcar en Riazor. Se lo impidieron las paradas salvadoras de Dani Giménez, que también consiguió mantener su portería imbatida en los siguientes dos encuentros, ante Elche (0-0) y Córdoba (2-0).

En la ida de la eliminatoria frente al Málaga el meta gallego recibió dos tantos (4-2) y anoche en La Rosaleda volvió a poner un candado a su portería. En total, cuatro partidos sin encajar de los últimos cinco. Un cerrojo con el que el Deportivo se blinda para la final por el ascenso. Defiende mejor en las últimas semanas, pero también ataca con más eficacia, como demostró en la eliminatoria contra el Málaga. En Riazor marcó cuatro goles en sus cuatro disparos entre los tres palos. Ayer conectó otros cuatro, suficientes para sentenciar la eliminatoria gracias a la involuntaria colaboración de Munir.