Juan Antonio Anquela aterrizó el martes en el Deportivo sin rehuir el objetivo que en la temporada recién finalizada se escurrió en el último peldaño. El técnico jienense reconoció que lograr el ascenso con los blanquiazules representa el reto "más difícil" de su carrera, y eso que en su momento fue elelegido por el Granada para pilotar un proyecto en Primera División. En el conjunto andaluz recaló después de llamar la atención en el Alcorcón, pero la experiencia fue efímera y lo terminó devolviendo a la Segunda, donde se ha labrado la reputación de ser uno de los entrenadores con mejor conocimiento de la categoría. Por eso lo ha reclutado ahora el director deportivo blanquiazul, Carmelo del Pozo, su principal valedor en la que representa una apuesta arriesgada. Lo es para el responsable de la parcela técnica y también para el propio Anquela, que no rehúye el desafió que le espera.

La exigencia. El entrenador jienense admitió que llegar al Deportivo supone un "paso adelante" en su carrera, lo que lleva implícitos unos objetivos más exigentes. En su última experiencia antes de reclar en A Coruña ya tuvo que lidiar con las aspiraciones del Oviedo de alcanzar al menos los puestos de play off. En la temporada 2017-18 se quedó a las puertas de disputar una liguilla de ascenso que sí jugó con el Huesca un año antes. En el curso recién finalizado, sin embargo, fue destituido cuando estaba lejos de la promoción. En el Deportivo la exigencia del ascenso sobrevolará desde que el lunes 15 tome los mandos de la plantilla y será algo con lo que tendrá que convivir.

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Presentación de Anquela, nuevo entrenador del Deportivo

Ilusionar a una afición tocada. El técnico andaluz tampoco ocultó el martes que deberá esforzarse por conseguir que el equipo logre devolver a los aficionados la ilusión después del varapalo que supuso el partido de Son Moix. Para eso le escogió también Carmelo, que buscó para el banquillo a alguien de un perfil que dote al equipo de una identidad que logre "contagiar" a la grada. La tarea de enganchar a los aficionados será otra de las responsabilidades de un técnico que se ha distinguido por su carácter pasional, vehemente y cercano a los jugadores.

En Oviedo logró conectar con el Carlos Tartiere a pesar de que el juego que propuso no llegó nunca a enamorar.

Un equipo reconocible. Anquela, en cuyo discurso futbolístico abunda la palabra "intensidad", tendrá que construir un equipo a partir de una plantilla que ahora mismo ofrece numerosos interrogantes. Algunos de los más importantes la temporada pasada ya se han marchado (Domingos, Pablo Marí o Carlos Fernández) y otros han sido tentados por clubes de Primera División (Edu Expósito y Quique González). A pesar de que el técnico y Carmelo del Pozo aspiran a retener al bloque que se quedó a las puertas del ascenso, las limitaciones económicas también condicionarán ese deseo. Anquela tendrá que configurar un grupo competitivo con menos recursos de los que existían en el curso recién clausurado y lograr que el equipo sea reconocible después de los vaivenes que se han vivido en los últimos meses con Natxo González y después con José Luis Martí.