Nació en Gijón, debutó en la élite en El Molinón, rozó el cielo como jugador en A Coruña y, como segundo, se sentó por primera vez en un banquillo profesional en Riazor. Javi Manjarín vive en A Coruña y divide sus predilecciones entre los dos equipos que se enfrentan este domingo.

¿Sabe cuál quiere que gane?

Me crié en Gijón; lo que pasa es que en A Coruña disfruté de una etapa muy buena, vivo aquí y tengo a mi mujer y a mis dos hijos que son gallegos y a veces te aprietan (se ríe). Siempre digo que si hay un equipo que lo necesite más que el otro, me decanto por ese, pero como ahora no lo precisa ninguno, pues que gane el mejor. En este caso, si puede ser, el equipo de mi ciudad.

No lo tendrá fácil el Dépor en El Molinón, ¿no?

El Sporting en su casa es complicado. Presiona, es incómodo y sólido y la afición aprieta. El Dépor está capacitado para ganar en cualquier campo, pero será difícil por el estadio y por el rival.

¿A qué nivel ve al Dépor?

Le ganó al Oviedo y en ese partido pasó por diferentes estados de ánimo. Lo vi ante el Albacete y no daba la misma sensación que el año pasado a principio de liga en casa. No es sólido, no tiene esa fortaleza, no es tan difícil de batir. Le está costando. Hay mucha gente nueva y no es fácil de acoplar. Sé la situación en la que está el entrenador y hay que darle tiempo a Anquela, un margen de confianza a técnico y a jugadores.

¿Peleará por subir?

Depende de lo que aporte la gente que acaba de llegar. Entre lo que había y lo que hay, el Dépor tiene que estar luchando sí o sí por el play off, aunque ahora la situación no sea la mejor.

¿Algún jugador que le guste, que le llame la atención?

Gaku y Koné ante el Oviedo, esa movilidad del delantero... Hubo cosas en gente que ilusionaron en ese partido. Es cuestión de tiempo que vayan a más. Llegarán los resultados, vendrá la confianza y el equipo despegará.

¿Cómo ha visto al Sporting?

Se ha reforzado muy bien. Fichó a gente con experiencia como Javi Fuego, también a jugadores que han funcionado como Unai Medina o Álvaro Vázquez y a jóvenes como Manu García. Tiene una buena mezcla de juventud y veteranía y va a estar ahí compitiendo con los mejores. Le vi bien, sólido. Está teniendo quizás dificultades arriba, de cara al gol. Va a costar mucho ganarle.

Hay expectación en torno a Manu García. ¿Cómo lo ve?

Tiene mucho talento y es buen momento para que haya vuelto. Su experiencia fuera le puede servir para aportar. Es de la cantera y eso gusta, y la gente con experiencia le ayudará. Va a hacer cosas interesantes, aunque es joven y debe demostrar. José Alberto le dio la confianza, lo hace bien.

¿Sigue con Cristóbal?

Sí, continuamos trabajando juntos. No nos cerramos la puerta a nada. Todo proyecto que nos llegue, lo miraremos, lo estudiaremos y si nos convence, lo acometeremos sea donde sea.

¿Cómo explica desde dentro su adiós al Alcorcón?

No es una decisión deportiva, tiene que ver con que el club cambia de manos. Nos comentan que quieren meter a su gente y nos dijeron que no continuábamos.

También pasó en Almería. ¿Otro riesgo para los técnicos?

Hay que respetar, aunque no lo compartas. Estamos expuestos, también los jugadores. Hay momentos en los que ellos están a mitad de liga y les rescinden. Sabemos que puede pasar y lo aceptamos, pero sorprende. El Alcorcón llevaba dos años salvándose en la última jornada y con nosotros ya estaba libre a falta de seis.

¿Esas decisiones le dan un toco más impersonal al fútbol?

Ahora hay muchos más intereses de las personas que adquieren los clubes y hay relaciones con los agentes y es cierto que todo esto le quita un poco a este deporte la esencia de lo que fue. Así es cómo se mueve ahora, cómo funciona. Hay que saber adaptarse.

Ha pasado ya un tiempo. ¿Cómo ve su salida del Dépor?

Estábamos muy bien en el Fabril, pero nos llega la oportunidad y hay que aceptarla. La situación no era fácil, lo sabíamos. Pero si queremos entrenar en Primera, hay que demostrarlo, estar ahí. No transcurrió como hubiéramos querido y la directiva tomó la decisión de que no continuásemos; a partir de ahí fuimos unos hinchas más. Pero no nos sentimos minusvalorados ni por la afición ni por el club, no fue una salida traumática. Al contrario, dejamos la puerta abierta en A Coruña.