Juan Antonio Anquela encara con esperanza el partido de esta tarde en Riazor frente al Almería, y a la vez consciente de que es su última oportunidad para tratar de enderezar la dramática situación del Deportivo, penúltimo de Segunda con solo siete puntos en nueve jornadas. En caso de no ganar, asume que será despedido. Sostiene que "nadie del club" le habló de ello pero "vosotros sí", dijo a los periodistas, "y yo creo que estáis en lo cierto", añadió. "Hay momentos en los que las palabras sobran. Si es que son los hechos, y los hechos están ahí. Eso se ve a leguas. Tenemos problemas y siempre se solucionan por el mismo lado porque el fútbol está montado de esa manera. Nada más, no hay otra solución", reconoce el andaluz, que sigue con ganas de "sacar esto adelante".

"De lo único que tengo que preocuparme es de trabajar y mañana [por hoy] sacar esto adelante. El fútbol funciona de esa manera y no hay que darle más transcendencia a eso. Hay que estar preparado para todo y para lo que mejor estoy preparado es para luchar e intentar sacar esto adelante", recalcó tras la sesión de ayer por la mañana en Abegondo.

A su juicio, el aspecto psicológico será "más" importante que el físico esta tarde, sobre todo para que no afecte una dinámica tan negativa como la del Dépor. "Toca levantar la autoestima de mucha gente, y lo haremos, indudablemente, garantizó. En ese sentido, ve a Lampropoulos capacitado para competir pese a su grave error que propició el tercer gol del Girona y por el que el griego pidió disculpas públicamente. "Perdón tenemos que pedir todos, nada más. Son acciones del juego. Somos un equipo y tenemos que hacer las cosas como tal. Él está perfectamente. Todo el mundo está preparado. Si un internacional no está preparado para jugar en Segunda... me parece imposible. Está preparado como todos", insistió sobre la situación personal del defensa heleno.

Anquela mantuvo ayer varias charlas con sus futbolistas sobre el césped de Abegondo y en la sesión del viernes intercambió abrazos con Somma y Koné, unos gestos que él no interpreta como despedida. "El vestuario está como todos, preocupado, pero no tengo la más mínima duda de que seguimos creyendo en lo que estamos haciendo y que vamos a salir de esta, y ellos lo saben. Los gestos, que cada uno los interprete como quiera „zanjó„. Doy abrazos a muchos futbolistas y ellos vienen y me dan abrazos. Es un gesto muy común en nuestro equipo".

Reconoce que "ya no hay margen de error" y, en una situación tan límite, espera contar con el respaldo de la hinchada: "No estoy en condiciones de pedir nada. La afición es soberana y sabe lo que tiene que hacer. Sabe que sin ellos no vamos a ningún lado. La gente lleva toda la razón del mundo y lo que tenemos que hacer es engancharlos. Espero que la gente sepa que el Dépor se juega tres puntos muy importantes. Es un partido en el que tenemos que estar todos juntos y todos a una".