El descalabro del Deportivo ayer contra el Elche es la suma de unas carencias individuales que con el paso de las jornadas, lejos de desaparecer, se acrecientan agravadas por la delicadísima situación en la que se encuentra inmerso el equipo. En cada partido, los errores se reproducen, aunque suelen ir por barrios. En ocasiones han sido los centrales, como le ocurrió a Lampropoulos en Girona o a Montero contra el Málaga, mientras que otras veces les ha tocado a unos delanteros negados de cara a portería. Ayer el turno fue para un Dani Giménez vulnerable que regaló un penalti decisivo.

El portero, una de las pocas garantías de las que podía presumir el equipo, encadenó otra mala actuación después de su error contra el Fuenlabrada y confirmó que en este Deportivo en horas bajas nadie está a salvo de cometer errores. La suya, sin embargo, no fue la única actuación discreta dentro de un equipo que apenas cuenta con referentes a los que agarrarse sobre el césped.

Ayer fueron un par de veinteañeros los que más brillaron en otra tarde gris de los blanquiazules, por más que Luis César Sampedro glosara las bondades de su equipo. Peru Nolaskoain y Víctor Mollejo fueron quienes aportaron algo de luz en medio de la propuesta primitiva en la que insiste su entrenador.

Tanto ha simplificado Luis César el juego deportivista para intentar protegerse y acabar con la sangría defensiva, que cuando necesita algo más allá de lo lanzamientos en largo sus jugadores no encuentran argumentos. Los tuvo en el empate para hilvanar una buena jugada y poco más durante el partido, porque cuando el Elche se volvió a poner por delante fue incapaz de fabricar oportunidades de gol claras.

Ahí aparecieron las prisas y se evidenció que el equipo carece de un patrón colectivo. Hasta siete jugadores aparecieron en ocasiones por delante del balón ante un Elche bien organizado que apenas sufrió. Ya no estaba para entonces Álex Bergantiños, sacrificado y otro de los jugadores más penalizados en una tarde en la que el Deportivo se hundió un poco más individual y colectivamente.