Emilio Viqueira (Compostela, 1974) asomó la cabeza en Riazor en los albores del Superdépor y solo pudo hacer carrera sobre el césped en Xerez, Recre y Levante. Tras casi una década como director deportivo, dejó los despachos con una última aventura en el Lugo, el rival del domingo.

¿Cómo lleva su nueva vida?

Tranquilo. Tras ocho u nueve años en las direcciones deportivas, estoy contento porque los resultados fueron buenos, pero necesitaba descansar, estar con la familia y airear la cabeza. Siempre estoy viendo fútbol, pero es diferente.

¿A qué se dedica?

Me he metido con una agencia de representación. Estoy tratando eso con la gente que siempre he estado, estoy con gente de fútbol, que es lo que yo quiero.

¿Desgasta mucho ser director deportivo?

Sí. Es una profesión muy complicada porque estás en el punto de mira de todos. Cuando las cosas salen bien, lo normal es que el técnico y los futbolistas se lleven la parte buena y ni se acuerden de ti. Pero cuando las cosas van mal, centras todas las iras. Como digo yo, va en el sueldo. Hay que aguantar todo tipo de críticas cuando las cosas no van bien y a veces no son justas. Es lo que toca. Es un trabajo muy duro y difícil, y nadie te da una mano cuando las cosas van mal.

¿Empatiza con Carmelo?

Sí, por supuesto. Sé que lo está pasando mal él, su familia, los futbolistas, la afición, la directiva... todos. Son situaciones complicadas, pero la culpa, en este caso, no solo la tiene el director deportivo, ni mucho menos. Hay que asumir responsabilidades todos juntos. Hay que tirar para adelante, ser responsables con el trabajo y con el club en el que estás. Estoy convencido de que el Dépor saldrá de esta situación y Carmelo también.

¿Qué le pasa al Dépor?

Es difícil. Yo, desgraciadamente, he estado en situaciones de estas, aunque al final siempre he salido. En momentos así, los futbolistas rinden muchísimo menos por la tensión, por la presión. Hay que sacar la personalidad. He escuchado hace poco a alguno del Dépor decir que aún piensa en la promoción y eso es un error. Ante el Alcorcón estuve en el campo y el Dépor mereció ganar tranquilamente. La afición estuvo genial, apoyando, y eso es lo que hace falta: estar más unidos que nunca. La grada es soberana y nadie hubiera imaginado esto ni en la peor de sus pesadillas, pero aquí los responsables son todos: el que firma, el que entrena, el que juega, los directivos... Solo la unión sacará al Dépor de esta. Estoy seguro de que así será y ojalá sea cuanto antes.

¿Cómo son los mercados de enero en estas circunstancias?

Difíciles, porque tienes que contar con gente que no está jugando en sus equipos o que no han tenido minutos. Lo ideal sería no tener que mover, pero claro, cuando un equipo no está en una situación buena, pues tiene que acudir a él. Lo mejor sería recuperar para la causa a futbolistas que ya tiene el Dépor y que son muy, muy, muy aprovechables. Esa sería la receta y con quién mejor que con Luis César, que sabe de qué va esto.

¿Qué Lugo

Es un derbi. Puede pasar cualquier cosa. Van a jugar un partido de mucha tensión, sobre todo para el Dépor, que está más necesitado. A partir de ahí, yo creo que se decidirá en una jugada de estrategia, un fallo, un despiste... Me resulta difícil pensar en que pueda haber un ganador claro.

¿Se parece este Lugo al suyo?

Tampoco ha cambiado tanto, por lo menos, no en nombres. Además de Pita, Seoane o Iriome que ya estaban y son ejemplos de sentir el club, pues están Tete, Gerard, Manu Barreiro... El Lugo se ha convertido en un buen club porque es un sitio tranquilo.

A alguien que lo haya vivido desde fuera, ¿cómo le explica su abrupta salida del Lugo?

Es difícil. Le estoy agradecido al club y a la afición por haber podido volver a casa. Al final, el presidente tiene una manera de trabajar y yo tengo otra. Somos polos opuestos y pasó lo que pasa cuando se unen dos personas que piensan diferente. Él es el presidente, es el que manda, y no hay más. Las personas pasamos, quedan los clubes. Le deseo lo mejor al Lugo, a la afición y a la ciudad porque he dejado grandes amigos en el vestuario y chicos extraordinarios.

¿Es fácil entenderse con personas de fuera del fútbol?

Esto está montado así. Hay gente que no viene del fútbol y tiene su dinero y lo mete aquí y trabaja y como aquí todo vale, pues... No hay una receta mágica en la que se conjugue un poco todo. Está montado así. Tino es el dueño del club. Hace y deshace lo que él cree que es lo mejor para él y ojalá que le vaya bien al Lugo, que consiga su objetivo. Lo deseo de verdad.

De su época, quizás le puede quedar que llegó en la época inadecuada, ¿no?

Claro, yo y todos. Luchar contra Mauro Silva, Rivaldo, Flavio, Djukic, Donato..., pues era prácticamente imposible. Estoy supercontento de mi carrera porque salí de A Coruña como salí y jugué muchos años en el fútbol profesional. Estoy satisfecho, pero te queda siempre esa pena. Y eso que para mí A Coruña es mi casa y estoy agradecido porque me han formado como persona y futbolista. En aquella época era imposible. Ya lo decía Lendoiro, teníamos que saltar 2.40, y ahora el listón está en mucho menos, será más fácil y hay muchas más posibilidades.

¿Es ahora el momento de la cantera en el Dépor?

No sería lo ideal. Está jugando Mujaid y el chaval lo hace fenomenal; está bien. Las instalaciones de Abegondo son muy buenas, se hace un buen trabajo y debería meter más gente arriba, pero este no es el momento adecuado.