El Fernando Vázquez de siempre, pura energía, afloró ayer en Abegondo durante la segunda jornada de trabajo del Deportivo desde el regreso al césped. El viernes optó por permanecer en un segundo plano pero ayer ya tomó parte de forma mucho más activa en la dirección de las tareas, sobre todo durante un circuito con balón a campo completo en el que, uno a uno, fue motivando y al mismo tiempo exigiendo calidad en el trabajo a sus jugadores. "¡Mis soldados!", les gritó. Con ese largo recorrido con la pelota quiso empezar a recrear acciones de "fútbol real" para generar fatiga física y mental con el objetivo de ir recuperando sensaciones después de tanto tiempo sin estar en contacto con el esférico y el césped. El circuito incluyó cambios de ritmo, conducciones en eslalon, giros y concluyó con remates a portería para los que el propio Vázquez se situó bajo los palos simulando un portero para que los futbolistas tuvieran una referencia.

"¡Peru, esa zancadita alta, tienes que volar!", arengó a Nolaskoain, un futbolista que destacó de mediocentro y al que Vázquez retrasó a la posición de central tras la lesión de Somma. "¡Borja, como un caballo, elegante!", le espetó a Valle. Vázquez también picó a sus jugadores para que afinaran su puntería a la hora de disparar a puerta. Tanto ese circuito como el resto de tareas las completaron los futbolistas de manera individualizada y respetando la distancia de seguridad, según lo marcado en el protocolo sanitario de LaLiga para el regreso a los entrenamientos.

Los servicios médicos del club tomaron la temperatura a cada jugador antes de salir al césped. Los futbolistas accedieron de manera escalonada y de nuevo por turnos para cumplir las normas de manera que no coincidieran más de seis en un mismo terreno de juego, ni más de doce entrenando a la vez. Por la tarde se ejercitaron los porteros, ya con Jovanovic tras su permiso por su reciente paternidad, por lo que Vázquez tiene ya a todos a sus órdenes y aptos para competir, salvo el lesionado Somma.

Incómodo con el protocolo

Las estrictas normas sanitarias marcadas por LaLiga para el regreso a los entrenamientos obligan a los técnicos y auxiliares a llevar guantes y mascarilla todo el tiempo, también sobre el césped durante el desarrollo de las sesiones. Es una de las medidas del protocolo con las que Vázquez está en desacuerdo. No entiende por qué cualquier ciudadano puede acceder libremente sin mascarilla a recintos cerrados, como por ejemplo un supermercado, y en cambio a él no le dejan estar sin protección al aire libre, sobre el césped de Abegondo, y sin nadie cerca. Ayer Vázquez se situó unos minutos bajo palos para que sus hombres tuvieran una referencia al disparar y poco después le advirtieron -a instancias del inspector de LaLiga, José García- de que de momento no está permitida esa práctica para garantizar el uso unipersonal de los balones. Cada jugador tiene asignada una pelota y nadie más la puede tocar.