El Deportivo reaccionó ayer en Oviedo cuando el panorama pintaba de lo más negro para el conjunto de Fernando Vázquez en un partido trascendental para sus intereses de lograr la permanencia. El empate que consiguió después de verse dos goles por debajo en el marcador fue lo mejor de un partido en el que volvió a dejas sensaciones pésimas, especialmente en una primera mitad que retrató a los jugadores y al técnico. Un gol acrobático de Sabin Merino al filo del descanso prendió la mecha de la esperanza y permitió al menos rescatar un punto. No es mucho si se atiende a las miserias blanquiazules en la clasificación y no sirve para abandonar los puestos de descenso ni para poner punto y final a la racha de partidos sin ganar, pero al menos evita que un rival directo por la salvación tome ventaja y mantiene el golaveraje a favor de los coruñeses. Un salvavidas.

El Deportivo se presentaba en Oviedo con la imperiosa necesidad de una victoria y la obligación de despejar las dudas que dejó el regreso a la competición del domingo pasado contra el Sporting. Vázquez mantuvo la apuesta por la defensa de cinco, con las novedades en el once de Álex Bergantiños. Mujaid y David Simón, pero el partido se le atragantó de inicio al equipo. A todas las acciones llegó tarde, no tuvo movilidad y al Oviedo le hizo falta poco para poner en aprietos a los blanquiazules. Además, enseguida comenzó el carrusel de errores por parte de los deportivistas.

De nuevo volvió a salir en todas las fotos un Abdoulaye Ba que no podría haber tenido un bautismo peor con la camiseta blanquiazul. A los diez minutos se confió de espaldas ante la presión de un rival, que le robó la cartera y dejó a Bárcenas en posición franca contra Dani Giménez. El panameño dudó y el portero deportivista tapó bien para evitar el primero de los locales. Menos pudo hacer en el tanto que abrió el marcador.

El origen estuvo en una falta innecesaria que concedió Ba en el costado derecho del área. Midió mal, llegó tarde y atropelló a un rival que no iba a ningún lado. El senegalés confirmó con esa jugada su tendencia a favorecer al contrario en situaciones aparentemente inocuas. El golpeo al corazón del área lo remató Ortuño ante la pasividad de la defensa deportivista.

No había rastro por entonces del equipo de Fernando Vázquez, hundido por momentos en su área e incapaz de salir con la pelota. No aparecía Gaku y Álex deambulaba perdido mientras se multiplicaban los espacios para el Oviedo. Ni siquiera funcionaba el recurso de los balones en largo hacia Beauvue o Sabin Merino, desconectados de un Çolak al que todavía se espera.

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El Dépor saca un empate de su visita a Oviedo: 2-2

El turco debería ser esa conexión entrelíneas con los delanteros, pero aparece en lugares en los que no tiene influencia. Además se empeña en ser protagonista con actitudes que no le benefician ni a él ni al equipo. No son nuevas, porque su carácter ya se conocía de su etapa anterior en el club. Ayer se empeñó en lanzar un penalti con 1-0 en el marcador. Se impuso a Beauvue y lo falló.

Del posible empate se pasó al derrumbe completo con un remate al palo de Tejera y el segundo tanto del Oviedo, obra de Bárcenas en un lanzamiento de falta que Dani Giménez no acertó a despejar.

El horizonte pintaba muy negro para el Deportivo por entonces, pero apareció Sabin Merino para que el equipo se agarrase a la posibilidad de rescatar algo positivo de su visita al Carlos Tartiere con un tanto que sería decisivo.

La segunda parte alumbró a un Deportivo renovado. Vázquez movió ficha y decidió renunciar a la defensa de cinco. El técnico prescindió además de Ba, que ya estaba condicionado por una tarjeta amarilla, y de Beauvue. La aportación del francés va en la misma línea que la de buena parte de los fichajes de invierno, porque prácticamente ninguno está teniendo el papel decisivo que se le presuponía. Aún así el Deportivo mejoró y se mostró más suelto sin el corsé de los tres centrales.

Los mejores minutos deportivistas coincidieron con el tanto del empate, que consiguió Peru tras un saque de esquina en el que se aprovechó de la pasividad de la defensa del Oviedo.

Esa inyección anímica de lograr el empate después de verse con dos goles de desventaja en el marcador no la aprovechó el Deportivo y el encuentro a partir de entonces se equilibró. Hubo pocas oportunidades y la mejor sería quizá para el Oviedo en un disparo de Borja que rechazó Dani Giménez.

Al Deportivo volvió a faltarle continuidad desde el momento en el que Vázquez decidió retirar a Gaku, quizá para protegerle de la acumulación de minutos que se avecinan. De nuevo aparecieron las prisas y los intentos por acortar los caminos hacia la portería del Oviedo defendida por Lunin.

El partido se convirtió entonces en un ejercicio de supervivencia para los dos equipos, pero especialmente para un Deportivo que orienta ahora su mirada a buscar soluciones a los problemas que se le han presentado en este regreso a la competición.

El equipo ya no es fiable en defensa y ha perdido buena parte de la efectividad que mostraba, aunque ayer recuperó el olfato goleador. Fernando Vázquez, sin embargo, deberá ordenar una vez más sus ideas porque la competición exprés en la que se encuentra inmerso el conjunto blanquiazul apenas ofrece respiro. Ahora espera el Rayo Vallecano para lograr una victoria que no convendría retrasar mucho más para no ver como algunos de los conjuntos que forman el tren de cola de la clasificación se van alejando. Encontrarse en una lucha reducida podría ser una de las peores cosas que le ocurriesen a este Deportivo.