La afición del Deportivo entendió a la perfección que ayer no era un día para ir a Riazor. Volvió a demostrar su carácter ejemplar respondiendo al llamamiento realizado, tanto desde las autoridades como desde el club, para evitar aglomeraciones en los alrededores del estadio, así como cualquier tipo de incidente, sobre todo en el momento de la llegada de la expedición del Fuenlabrada.

Los dos buses con los jugadores y directivos del conjunto madrileño accedieron por el aparcamiento del Palacio de los Deportes y entraron por el portalón anexo a las taquillas hasta detenerse al pie de la grada de Pabellón. Prácticamente nadie los estaba esperando. Solo contados aficionados, muy pocos, algunos de los cuales increparon al conjunto visitante, primero desde el Paseo Marítimo y luego desde la rampa de acceso a las gradas junto a la Deportienda. Al margen de algún grito aislado, la normalidad fue total y absoluta para un partido que contó con un amplio dispositivo policial tras ser declarado de alto riesgo.

A las 18.07 horas llegaron los buses del Fuenlabrada tras un viaje exprés, el mismo día del partido, y con los jugadores justos para presentarse. Bastante más nutrida fue la expedición deportivista. Accedió al estadio a las 18.30 horas para afrontar un encuentro que solo debió jugarse como correspondía, en horario unificado para preservar la pureza de la competición.

Las peñas desconvocan

La Federación de Peñas del Deportivo había convocado para mañana un "acto de protesta" por "los abusos y adulteraciones" sufridas por el equipo coruñés consistente en una cadena humana alrededor del estadio de Riazor aunque la organización ha reconsiderado esta convocatoria que finalmente ha sido cancelada por la situación sanitaria. Entienden desde las peñas que es lo más conveniente tras la evolución reciente del coronavirus en el área coruñesa.