Un gol cuando nadie lo contaba, un gol en su haber cuando su función es hacer todo lo contrario, evitar que los contrarios marquen, Eneko Bóveda estaba lleno de "alegría" porque su cabezazo sobre la bocina le concedió a su equipo un triunfo inesperado, pero al mismo tiempo "muy importante para el devenir de la competición", según desveló el defensa vasco tras el partido.

En el momento del gol, Bóveda ocupaba el lateral izquierdo ya que Salva Ruiz "tenía algunos problemas" y dado que el equipo necesitaba marcar para lograr el triunfo decidió incorporarse al área para "ayudar e intentar cazar una balón por si caía en esa zona", aseguró el defensa blanquiazul.

Su lectura de la situación fue simple. "Yo estaba en el lateral izquierdo y poco podía aportar para tratar de llevar balones arriba, creo que esa función la podían hacer mucho mejor Borja Galán y Granero y decidí subir, con la suerte de que cayó un balón donde yo estaba y lo metí". La lectura así de fácil de un profesional.