En un momento de la segunda parte del partido que enfrentó ayer al Deportivo con el Guijuelo una frase retumbó en el Estadio Municipal Luis Ramos. "Vamos, que no son tan buenos", se escuchó en el campo y a través de la retransmisión televisiva. Se supone que la pronunció un aficionado del equipo local para animar a los suyos en vista de que el despliegue deportivista no era nada del otro mundo, pero bien podría haber salido de los labios de alguno de los seguidores blanquiazules que ayer vivieron de primera mano el partido de su equipo en la localidad salmantina.

No está claro si es que "no son tan buenos", como sugirió ese aficionado desde la grada del Luis Ramos, o que lo que se vio ayer del Deportivo en Guijuelo "es lo que hay", como resumió su entrenador, Fernando Vázquez. Sea cual sea, el Deportivo va camino de provocar únicamente indiferencia, quizá la peor sensación que puede transmitir un equipo de fútbol.

A través de su juego traslada muy poco, como se pudo comprobar ayer a través de los dos planteamientos que propuso Vázquez. Ni con dos delanteros ni con defensa de cinco se vio a un conjunto convincente sobre el césped artificial del campo municipal de Guijuelo. De ahí que apareciese esa frase lapidaria de que "no son tan buenos",

La sensación es esa porque el Deportivo todavía no ha conseguido trasladar a los partidos la superioridad que a priori posee su plantilla sobre todas las demás de la categoría. La reputación de favorito le acompaña a campos complicados como el de ayer, en el que su rival se ha hecho fuerte a lo largo de más de un año sin perder, pero no encuentra la fórmula para que se traduzca en actuaciones redondas.

De Guijuelo se marchó con un par de remates que no servirían para sumar ni media ocasión y el "que no son tan buenos" es posible que empiece a calar y con él se esfume también el respeto de los rivales.