Miguel Ángel Sandoval fue reelegido el pasado verano para un segundo mandato como presidente de Unionistas. Por entonces no imaginaba que un club de raíces populares fundado para salvaguardar la historia de la desaparecida Unión Deportiva Salamanca se presentaría siete años después en Riazor como líder de su grupo en Segunda División B y convertido en la revelación de la temporada.

¿Qué hace diferente a Unionistas?

El club nace en 2013 de un grupo de aficionados de la Unión Deportiva Salamanca. Se creó una plataforma de aficionados que intenta hablar con Juan José Hidalgo, que era el presidente en ese momento, para que no desapareciese el club histórico de la ciudad. Luchamos hasta el último momento y cuando se disuelve la Unión había otros proyectos de fútbol en la ciudad. Nosotros pensamos que debía haber un club que fuera de sus socios y con tres bases muy importantes: el respeto a la memoria de la Unión, bajo el mandato de un socio, un voto y sobre todo con el compromiso de deuda cero. Eso es un poco lo que nos hace distintos al resto de clubes, más allá del componente popular.

¿Cómo ha sido el camino desde la fundación hasta la Segunda División B?

Empezamos en la categoría más baja, porque no queríamos comprar plaza ni nada por el estilo. Arrancamos en la provincial de Salamanca con 2.300 socios y fuimos ascendiendo hasta la Segunda B, en la que llevamos tres temporadas. En la primera lo hicimos bien, pero el año pasado éramos equipo de play out cuando se paralizó la temporada, pero aún faltaban varias jornadas. En este tiempo siempre hemos contado con nuestros socios, tanto para el himno como para la indumentaria. Somos un club participativo porque pensamos que el fútbol es de los aficionados. Aparte de directivos somos aficionados y así lo plasmamos en el día a día.

¿La meta está puesta en llegar al fútbol profesional?

Cuando creamos el club hicimos una tirada de 500 carnés y el único objetivo era evitar que no hubiera suplantaciones de la Unión Deportiva Salamanca. Éramos algo romántico, por así decirlo, y nos encontramos con 2.500 socios y un presupuesto muy alto para la provincial. Hemos ido ascendiendo una categoría por temporada. Una vez que llegamos a Segunda B, que era nuestra meta, quisimos mantenernos y siempre hemos hablado de que nos gustaría llevar al club al fútbol profesional. Está claro que hay muchos equipos con más presupuesto, más años de historia y mucha más masa social, pero hemos sabido hacer un bloque competitivo. Ahora no nos escondemos, nuestro objetivo ahora mismo es llegar a la Segunda B Pro. Si después se puede conseguir algo más, bienvenido sea.

Una visión tan romántica como la suya no parece muy compatible con el fútbol profesional de hoy en día...

Está claro que el club se tendría que reinventar sin perder la esencia. En esas categorías el problema es el dinero. Nosotros nos fijamos en el modelo alemán, en el que un gran inversor o un patrocinador puede manejar un máximo del 49% del accionariado del club y el 51% restante es de los socios. Está el caso del Eibar, del Osasuna, del Athletic e incluso del Real Madrid, que a pesar de sus paradojas es un club de sus socios. Somos un club muy profesional a pesar de ese romanticismo. Si se cumplieran nuestros objetivos creo que también nos saldrían novias y gente interesada en compartir nuestra idea.

¿Se imaginaban llegar en esta situación al partido de Riazor?

Para nada. A nosotros nos colocaban como un equipo que iba a quedar entre los cuatro últimos y que pelearía por no descender. Nosotros, sin embargo, teníamos claro que se podía construir un bloque para luchar por más, aunque esto es mucho más de lo que habíamos soñado en verano. Ni mucho menos nos esperábamos que cuando Unionistas fuese a Riazor las posiciones fuesen estas.

El Deportivo destina en torno a cuatro millones a pagar la plantilla, ¿en qué cantidad se mueve Unionistas?

Pues fácilmente diez veces menos. La plantilla, incluido el cuerpo técnico y los pisos, rondará los 500.000 euros.

Y sin embargo están ocho puntos por encima en la clasificación...

Es que es una categoría muy difícil. Le ha pasado a muchos equipos que bajaron antes y sufrieron mucho para volver a entrar en el fútbol profesional. Puede que sea lo que le está pasando al Dépor. El cambio de Segunda a Segunda B lo viví con la Unión muchas veces y a los clubes que vienen del fútbol profesional les cuesta adaptarse.

¿Cómo ve la situación del Deportivo desde fuera?

Muchos de nosotros tenemos simpatía por el Dépor y lo seguimos. A mí me recuerda mucho a aquella Unión que pasó de Segunda a Segunda B. Aquello puso mucho miedo en el ambiente de un equipo que estaba pensado para otras cosas. Espero que sea después de este fin de semana, pero creo que el Dépor va a terminar en los puestos de arriba. Ojalá que no tenga que desaparecer ningún club más en el fútbol porque es muy doloroso, no se lo deseo a ningún aficionado. No creo que el Deportivo esté en la situación que estuvo la Unión en su día, en la que se notaba cierta dejadez en la ciudad.

¿Qué supondría para Unionistas ganar en Riazor?

Supondría llegar a 27 puntos y estar un poco más cerca de ascender a la Pro, que para nosotros sería un sueño. Supondría además ganar al equipo favorito de la categoría. Sería una hazaña más para un club de siete años de historia. La recordaríamos como otras que hemos ido consiguiendo en cada categoría. Ganar al Dépor en Riazor y quedar por encima sería un gran logro.