Fernando Vidal cerró ayer su etapa como presidente del Deportivo despidiéndose de la plantilla, el cuerpo técnico y los empleados del club en la ciudad deportiva de Abegondo. Acompañado de algunos de sus consejeros, acudió a las instalaciones antes de que arrancase el entrenamiento para trasladarles a los jugadores el mensaje de que todavía es posible alcanzar el objetivo a pesar de la dinámica negativa en la que está inmerso el equipo.

La salida de Vidal es una consecuencia más de esa crisis institucional y deportiva que empujó al máximo accionista, Abanca, a forzar la renuncia del consejo la semana pasada y que terminó de materializarse el lunes.

Vidal llegó a Abegondo aproximadamente media hora antes del inicio del entrenamiento, programado a las once por Rubén de la Barrera, e hizo una intervención breve en el vestuario. Junto a él estuvieron los consejeros Ricardo González y José Luis Queijeiro, dos de los que más participación tenían en el día a día del equipo.

Más llamativa fue la presencia de Juan Carlos Rodríguez Cebrián. La figura del empresario se había convertido en incómoda dentro del club, tal y como reconoció Vidal. Abanca no veía con buenos ojos la influencia de Cebrián en el club, a pesar de que fue clave para que la entidad financiera se convirtiera en el accionista mayoritario.