Una molestias musculares que le obligaron a pedir el cambio contra el Celta B mantienen en vilo a Héctor Hernández (Valladolid, 1991), imprescindible para Rubén de la Barrera en el lateral izquierdo. El defensa confía en estar disponible contra el Zamora la semana que viene en un partido que marcará la temporada para el equipo. “Vamos a intentar llegar”, asegura.

¿Se ve contra el Zamora?

Es el partido de la primera fase, por así decirlo. Todos queremos estar en ese partido, aparte el equipo está empezando a funcionar y hemos dado con la tecla que antes no funcionaba.

¿Imaginaban verse con posibilidades tal y como estaban hace dos semanas?

Salimos de Ferrol un poco tocados y el partido contra el Pontevedra iba a marcar dónde íbamos a estar los siguientes partidos. Lo conseguimos sacar y contra el Celta el equipo mostró la cara que tenía que haber mostrado durante todo el año. Era cuestión de tiempo que todo funcionara.

¿Todo cambió a raíz del partido contra el Pontevedra?

Eran ellos o nosotros. No había otra. Era cara o cruz. Salió cara porque nosotros lo quisimos, no fue casualidad.

¿Cuál es la tecla que se tocó?

Me gustaría saberlo y haberlo corregido antes, pero ahora parece que el míster ha dado con ello y el equipo está funcionando bien. Todos nos estamos aprovechando de ello, tanto cuerpo técnico como jugadores.

¿Hubo que insistir más en lo futbolístico o en lo anímico?

Es un cúmulo de cosas, no creo que sea solo lo futbolístico o lo mental. Había muchas cosas que fueron sumando y cargando la mochila de peso, al final llevábamos una losa en cada partido que se ha demostrado que no iba a nuestro favor. Hemos quitado un poco de todo y el fin de semana pasado contra el Celta B se vio un Deportivo que todos queríamos ver.

¿Ha cambiado la mentalidad del equipo?

Cuando metíamos un gol nos echábamos un poco atrás, como signo de protección de defensa. Era un poco por todas esas cosas que nos pasaban, esos hándicaps y el miedo por una dinámica en la que el equipo no terminaba de arrancar. El otro día metemos un gol y el equipo sigue presionando arriba; metemos el segundo y el equipo sigue presionando arriba... hasta que metemos el tercero.

¿Pesaba el fantasma de un doble descenso ahora descartado?

Hay que ser realistas, no ha sido un año hasta el momento bueno para nosotros, pero sabíamos que teníamos mucho dentro, que no nos estaban saliendo las cosas y que era cuestión de tiempo. Siempre he dicho que este vestuario es una familia y no nos merecíamos los resultados que estábamos teniendo. El tiempo está jugando a nuestro favor y creo que estamos a tiempo todavía. Si conseguimos meternos terceros, entramos con una dinámica de tres victorias en los tres últimos partidos que es muy beneficiosa para la cabeza. Para un futbolista las dinámicas son importantes.

¿Cómo de posible ven clasificarse para la fase de ascenso?

Nosotros tenemos que ganar al Zamora y después a ver qué pasa. Estamos convencidos de que vamos a ganar y luego lo que tenga que pasar que pase. Lo primero es hacer nuestro trabajo.

¿Clasificarse para la Primera Federación, lo que en realidad sería como la permanencia, representaría un mal menor?

Bueno, después de cómo ha ido el año... Uno se consuela como quiere, pero nosotros estamos centrados en el partido contra el Zamora. Obviamente, lo que queremos es jugar la fase de ascenso. Después de cómo ha ido el año, queremos pasar, sería algo positivo. Clasificarse a la siguiente fase con tres victorias consecutivas da mucha confianza al equipo y al entrenador.

Hace unas semanas dijo que les había costado adaptarse a la categoría, ¿cuándo se dieron cuenta de lo que era la Segunda B?

Sigo pensando que todo el deportivismo, aficionados, directivos, gente de otros equipos... pensaban, como pensamos todos los que vinimos aquí en Segunda División B, que iba a ser un paseo, que iba a haber 100 equipos y el Dépor. Lo que vine a decir es que esto hay que jugarlo, que hay que ir a campos difíciles y que no solo se gana con el escudo y la camiseta. ¿Cuándo nos hemos dado cuenta? Creo que ha sido difícil de asumir para todos. Partiendo de ahí es desde donde tenemos que arrancar.

¿Faltó humildad?

Sí, puede ser, por parte de todos. También es cierto que escuchas declaraciones de los equipos contra los que juegas y todos dicen que el Dépor es un equipazo, que vaya jugadores... Todo son halagos, pero es que no ganas con la camiseta ni con el escudo. Hay que salir a competir y demostrar que eres mejor. Eso es lo que hasta hoy no hemos podido demostrar con esa superioridad.

¿Fue difícil de asimilar la situación del equipo?

Claro que lo es, pero todavía estamos a tiempo. Si conseguimos pasar, cuidado con el Dépor. Tres partidos seguidos ganando, las piezas empiezan a encajar, las teclas empiezan a sonar bien, el trabajo del míster se nota... Lo que todos queremos empieza a verse.

Con Rubén de la Barrera ha encontrado un hueco fijo en el equipo titular que no tenía con Fernando Vázquez...

Es así, no gozaba de la confianza de Fernando, pero no pasa nada. Cada entrenador tiene sus gustos y sus preferencias. No tengo nada en contra de Fernando, hablaba con él día a día y me despedí de él. Solo tengo palabras buenas hacia él porque me enseñó bastante. El fútbol tiene esto, eres titular o suplente, pero sobre todo tienes que ser compañero.

¿Por qué le costó tanto arrancar al equipo con De la Barrera?

El equipo venía de unas características muy diferentes a las que proponía el nuevo entrenador. Adaptarse a nuevas ideas en tan poco tiempo no es fácil. Hablo del Dépor en Segunda B como podría hacerlo del Madrid en Primera, no es fácil para nadie. Está claro que cuantos mejores jugadores tienes, más fácil lo tienes, pero de un día para otro tienes que adaptarte a otras ideas. Asimilar esos conceptos no es sencillo.

¿Notó dudas en él cuando las cosas no salían?

No, no, no. Él siempre ha dicho que no iba a dar bandazos, que iba a ser el mismo perdiera, empatara o ganara. Es un entrenador que nos está viniendo muy bien y al que tenemos que aprovechar todo lo posible porque está sacando cosas buenas de nosotros.

Sin embargo parece que el estilo ahora del equipo no tiene mucho que ver con lo que se esperaba de él o la reputación que tenía de juego combinativo, posesiones largas...

Es que al final un entrenador tiene que adaptarse a los jugadores que tiene. Como entrenador tiene que saber lo que le viene bien al equipo según las características de sus futbolistas. Nos analizó desde el primer día y se ha sabido adaptar a nosotros.