“No pierdes por jugar en césped artificial, pierdes por tu predisposición mental”. Rubén de la Barrera rescató a su equipo hace unos días ante el Marino tras el schock anímico de verse fuera de la fase de ascenso y ahora se afana en “activar” a su grupo, en meterse en su cabeza para liberarlos de todas las supuestas incomodidades mentales que se instalan siempre en un conjunto como el Dépor cada vez que visita un campo de césped artificial, como en este caso es el del Nuevo Ganzábal de Langreo.

“No vamos a jugar en una caja de cerillas, tenemos que quitárnoslo de la cabeza”, enfatiza para bombardear en público con los mensajes que ya trasladó en privado este semana a sus discípulos. “Es una diferencia claramente mental porque tú llegas a ese tipo de campos y lo afrontas desde algo que no es fútbol, pero sí es fútbol”, relata y ahonda: “Parece que todo es más de lo que es. Cada saque de esquina, de banda. Cuando los equipos importantes van allí la clave está en si te apetece o no competir, en si te apetece o no dejarte lo que te tienes que dejar para ganar. Que no nos dé la risa tener que afrontar un partido así, porque sino, perdemos fijo. Lo tengo clarísimo. Será un encuentro complejo y duro de por sí que nosotros podemos complicar aún más si no lo afrontamos como hay que afrontarlo”, concluye.

Esa idea de tener a su equipo “conectado desde el viaje” no supone que el Dépor vaya a cambiar las señas de identidad que le han convertido en un equipo ganador y reconocible en el último mes y medio. Más allá de los “matices” de cada semana por el rival que hay enfrente, De la Barrera no quiere dejar de ser él mismo, sobre todo, porque considera que acarrearía más perjuicios que beneficios. Recalca que el Dépor “no” va a sufrir “una metamorfosis”, ni mucho menos, porque querer “ganar el partido siendo otros” es dar “una mayor ventaja” al rival. “Nos vamos a exigirnos algo que seguramente atenta contra la capacidad del jugador y los hábitos”, razona el técnico coruñés.

Esa disposición para seguir su camino es firme, a pesar de que espera un Langreo “intenso y agresivo” que les irá “a buscar” , y se traslada esta idea a su elección de nombres para el once. Futbolistas como Miku o Keko sufrieron contratiempo físicos de larga duración tras jugar en césped artificial en la primera vuelta, pero De la Barrera no piensa reservarlos. “Yo solo me planteo que si la gente está y rinde, tiene que participar”, recuerda, mientras lanza un deseo: “Es mi primera experiencia con el equipo en un campo así y espero que no ocurra nada”.

Contacto con el club

De la Barrera no quiere “cuentas” más allá de las de su partido y tampoco adelantar nada de su continuidad, pero sí reconoce “comunicación permanente” con el consejero David Villasuso: “Es un síntoma de que el club tiene una estructuración y normalidad. Es muy bueno para todos, no concibo los ruidos y la distancia. ¿Renovación? Vamos despacito y con buena letra. Tenemos experiencia en esto. Mientras ganas todo el mundo es un fenómeno...”.