La mochila de experiencias que Eneko Bóveda ha ido llenando desde su fichaje por el Deportivo en enero de 2018 está cargada de muchos más episodios amargos que dulces. Llegó en Primera para tratar de evitar el descenso a Segunda y entonces no se podía imaginar que acabaría perdiendo no solo una, sino dos categorías con el equipo coruñés. Caer para volver a levantarse, un movimiento característico en la “montaña rusa” en la que el Dépor se ha instalado en los últimos años, “con muchas cuestas para abajo y pocas para arriba”.

Esta es su cuarta campaña en Riazor y es consciente de la “sensación de sufrimiento continuo” que genera el equipo blanquiazul. “Hemos dado muchos más disgustos que alegrías”, reconoce Bóveda. Un mensaje realista, pero a la vez cargado de optimismo y esperanza para el futuro porque el Dépor está obligado a levantarse de inmediato tras el golpe recibido en Langreo. “No podemos estar todos derrotados o cabizbajos. Es una derrota. Es el momento de tener cierto equilibrio y no caer en mensajes de abatimiento, de mala cara. El equipo no está nada mal, pienso que estamos bien y lo vamos a demostrar e intentar demostrar en lo que queda. No es el momento de pensar en todas las cosas malas que se han hecho y convertir esto en una colección de funerales”, recomendó el lateral derecho antes del entrenamiento de ayer.

La derrota en el Nuevo Ganzábal sirve de toque de atención para encarar con la máxima intensidad y atención las cuatro jornadas finales. “Nos tiene que afectar para darnos cuenta de que esto va en serio, de que vuelven a aparecer, como no podía ser de otra forma, dificultades semana tras semana. El que pensara que iba a ser un camino de rosas, o que por ganar tres partidos te convalidan para ganar otros seis, pues no es así”, explicó Bóveda, seguro de que el Deportivo está capacitado para sellar el nuevo objetivo de clasificarse para la Primera RFEF. “Estamos de sobra preparados para encontrarnos accidentes por el camino. Estamos con muchas ganas de jugar este partido atractivo y bonito”, señaló en referencia a la visita del Numancia a Riazor del próximo domingo (19.00 horas).

El formato de competición de la actual Segunda B, con menos partidos, hace que cada encuentro sea una “final”, calificativo que “al usarlo tanto pierde su sentido real”. “Cada partido que tenemos es absolutamente trascendente”, resumió Eneko Bóveda, convencido de que “todavía tocará sufrir”. “Se estaba diciendo que la cosa estaba tranquila, pero yo era consciente de que de tranquila iba a tener poco esta segunda fase”, zanjó el vasco.