Hasta para abandonar las catacumbas hubo pioneros. El Dépor de Borja ha arrancado con tres victorias con la idea de regresar a Segunda. Pretende este proyecto recorrer el camino que emprendió hace cuarenta años, en 1980 y 1981, el grupo comandado por Pepe Martínez con históricos como Jorge, Pancho García, José Luis, Alfonso Castro, Ballesta, Pardo, Ramón Piña o Traba. Estos tres últimos recuerdan a aquel equipo que empezó la liga con cinco triunfos y analizan lo que les transmite el actual proyecto blanquiazul.

“Fuimos a Aranda de Duero, a Avilés, a Torrejón... La gente se pensaba que íbamos a ganar todos los partidos 4-0, pero no nos paseamos en ningún lado, las pasamos canutas”, se sincera Piña sobre aquel año en el que el Dépor se llevó de la mano para arriba al Celta. Esa exigencia, donde muchos veían un trámite, no evitaba que aquel Dépor fuese “un equipo fiable, con una plantilla bien armada, aunque no muy extensa”. “Sabíamos lo que queríamos”, sentencia Traba. Se mostraba aquel grupo “intratable en Riazor”. Tanto que “al año siguiente, ya en Segunda, casi ni dejamos escapar puntos en casa”, asegura. El ascenso llegó a tres jornadas del final ante el Pontevedra en un Riazor entre andamios por la reforma del Mundial 82: “El ambiente era algo más frío”. Nada que ver con un Riazor que ahora empieza a entrar en combustión tras la pandemia y los sinsabores.

“El año pasado fue perdido, hubo siempre talento en los chavales”

José Manuel Traba

“Entonces éramos casi siempre seis o siete gallegos en el once”. Pardo revela una dinámica ahora impensable, pero soñada tras las irrupciones de Trilli y Noel. “Siempre que están mal las cosas se empieza a subir a gente de la casa”, recuerda resignado Piña. Traba cree que, en ese sentido y en muchos otros, “el Dépor perdió un año” con el proyecto de la temporada pasada. “Ya que nos habíamos llevado el sopapo de bajar, yo quería que se planificase. Si no subías en un año, pues no pasaba nada, pero hacerlo con sentido. Era el momento idóneo para confiar en los jóvenes porque siempre hubo talento en los chavales, pero nos pudo la ansiedad por subir”, contextualiza. Traba se carga aún más de razón para hablar de una figura de su tiempo a la que nunca le temblaba el pulso con los jóvenes. “Vaz era el mejor ejemplo, confiaba de verdad. Puso a Fran y José Ramón con nosotros y en los dos primeros partidos no la rascaron, pero ahí siguieron y mira lo que luego llegaron a ser. Hay que seguir apostando cuando lleguen las malas”, sentencia el de Fisterra.

“Hay que bajarse de las nubes. Yo solo pido trabajo, la calidad saldrá”

Ramón Piña

Pardo es otro de los que respira aliviado tras la revolución de este verano. “El Dépor del año pasado no lo podía ver ni cinco minutos. Me daban ganas de llorar, eran como figuritas de cera”, cuenta. “Me están gustando. Son gente humilde y trabajadora, se nota. Y arriba hay jugadores que deciden”, admite un Piña que tiene “una ilusión enorme”, ya con su “carnet renovado” bajo el brazo.

Miku controla balón entre defensores del Celta B en la primera jornada de liga. | // VÍCTOR ECHAVE

Traba ve a Borja “muy bien” y destaca su capacidad para meter a todos en la dinámica y para ganar en diferente registros. “No hay imprescindibles, cuenta con todos”, remarca. “La victoria de Tudela fue importante, en Calahorra fue superior. Hay calidad, no te puedes fiar. Empezar así es magnífico para enganchar a la afición. Hay tener los pies en el suelo, vendrán tiempos malos”, avisa.

Piña también cree que la afición debe concienciarse de que “habrá que pelear a muerte”. “Tienen que acostumbrarse a bajarse de las nubes, porque sino, ya llegarán equipos que lo harán por ellos. Entonces (en 1981) teníamos un muy buen grupo, pero tuvimos que trabajar muchísimo. Es lo que les pido también: que se esfuercen, que peleen, y la calidad acabará saliendo porque ahí está”, razona quien elogia también a Borja porque está logrando mantener “unido a un vestuario humilde”.

“El Dépor de la campaña pasada no podía verlo ni cinco minutos”

Julio Andrés Pardo

Atrás quedan aquellos viajes a Eibar en los 80 en los que “había que jugar con botas de agua”, según cuenta Traba, pero se mantiene la esencia que un día rescató al Dépor de Segunda B. Ahora es Primera RFEF, pero no deja de ser la misma penitencia. Todo por una afición que va al estadio, que viaja, que acompaña. “En A Coruña a la gente siempre le ha gustado el fútbol, siempre ha ido a su estadio, dice mucho. Siempre está lleno”, se maravilla Pardo.