El Deportivo se propuso el pasado verano adaptarse por completo a la categoría en la que iba a competir. El club empezó por diseñar un proyecto más sostenible, con la consiguiente reducción de gasto, y se lo encargó a un entrenador con experiencia y éxitos recientes en la antigua Segunda B. Hizo lo mismo con los jugadores, lo suficientemente aclimatados al tercer escalón del fútbol español y modificó su estructura para aprovechar al máximo los recursos disponibles. Las vacantes en los despachos se cubrieron con promociones internas y se incorporaron nuevos perfiles que proporcionaron puntos de vista más actualizados. Las cuentas recién publicadas por el consejo de administración revelan que todo ese proceso de cambio ha llegado con una inversión menor a la de la anterior etapa, marcada por los dispendios en la plantilla que han contribuido a unas pérdidas millonarias y que no evitaron el descalabro del proyecto en el césped.

La masa salarial la plantilla del Deportivo esta temporada (3,6 millones de euros) ya no supera el límite de gasto asignado por LaLiga a ninguno de los equipos que militan en Segunda División, al contrario de lo que ocurría en la pasada. El ajuste es de tal magnitud que el coste real está incluso por debajo porque incluye las indemnizaciones a los jugadores que abandonaron el club el pasado verano. El desembolso del club en el primer equipo el curso pasado, en cambio, se marchó hasta los 5,2 millones, por encima de los topes de los que dispusieron ocho de los conjuntos que militaron en la categoría de plata.

Cartagena (5,2 millones), Castellón (5), Sabadell (4,9), Mirandés (4,6), UD Logroñés (4,5), Ponferradina (4,4), Girona (4,2) y Málaga (3,7) se quedaron por debajo de la cifra del Deportivo en el primero de los cálculos efectuados por LaLiga, después del mercado de verano, aunque en algunos casos se encontraban excedidos. A pesar de esa inversión, más propia del fútbol profesional que de la categoría en la que militó el club el curso pasado, el equipo se quedó lejos de alcanzar el objetivo del ascenso. La apuesta deportiva de Fernando Vidal y Richard Barral no cristalizó y las consecuencias deportivas se trasladan ahora a las cuentas que deberán aprobar los accionistas en la junta del próximo miércoles 22 de diciembre.

Los 11,4 millones de pérdidas con los que se cerrará el ejercicio 2020-21 y que deberán ser compensados por Abanca con la inyección de otros 12 millones en forma de crédito participativo son consecuencia de la caída fuera del fútbol profesional, la pérdida de ingresos provocada por la pandemia y los salarios de un grupo de jugadores de los que el club ha tenido que desprenderse para adaptarse a su nueva realidad.

La auditoría que acompaña a las cuentas recoge que los once futbolistas con los que se acordaron el pasado verano las rescisiones de sus contratos comprometían 8,7 millones en salarios hasta 2024. La cifra suponía una importante carga para el club, que se centró en armar una plantilla más modesta.

A pesar de esa reducción en el gasto correspondiente al primer equipo, el Deportivo ha sido capaz de armar un conjunto de garantías en la categoría que marcha líder destacado de su grupo. La inversión, muy por debajo de la del curso pasado, ha garantizado la contratación de jugadores pretendidos también por otros equipos aspirantes a lograr el ascenso al fútbol profesional.

Los 3,6 millones de masa salarial de este curso están más acordes con la categoría y no superan la inversión en sus plantillas de los clubes que militan este curso en Segunda División. Solo rivalizaría con el Girona (3,9), al que el Deportivo superaría si se atiende al apartado “Gastos plantilla deportiva inscribible en la LFP” que recoge el presupuesto y que asciende a 4,059 millones. El conjunto catalán, sin embargo, tiene superada por mucho esa cantidad —el tope real rondaría los 10 millones— y deberá compensarlo en los próximos ejercicios, en los que se le descontará lo excedido.

Un contexto de pérdidas en el fútbol español

Los 11,4 millones de euros de pérdidas con los que el Deportivo cerrará el ejercicio 2020-21 y que Abanca enjugará con un crédito participativo de 12 millones se enmarcan dentro del contexto de números rojos en el que se encuentra el fútbol español. Buena parte de los clubes en las categorías profesionales han arrojado resultados negativos en sus balances.El más reciente ha sido el Levante, que en sus cuentas asume un déficit de 17,4 millones de euros y que espera compensar mediante ingresos extraordinarios por la venta de jugadores que ni mucho menos tiene asegurados. El Celta, tras años de beneficios, también cerró la pasada temporada con unas pérdidas superiores a los nueve millones y en esta ha presupuestado que se marchen hasta los 10,98 debido a que no alcanzó los objetivos por traspasos.