Tuve la fortuna de coincidir con César Cobián en nuestro querido Deportivo desde el año 1999 hasta 2007.

Trabajando codo con codo, a su lado, disfruté de momentos inolvidables como el título de liga, el Centenariazo, el nacimiento de la Ciudad Deportiva de Abegondo, los partidos de Champions League en Abanca-Riazor...

Se me viene a la cabeza en primer lugar su gran talante humano. Era una persona muy querida por todos los que formamos parte del club: directivos, jugadores, entrenadores, utilleros, fisioterapeutas... Y por supuesto por la afición. Recuerdo que hasta tenía una peña con su nombre. Decir César Cobián era decir Real Club Deportivo.

Su dedicación era de 24 horas cada día los siete días de la semana, sin descanso. Vivió por y para el Deportivo.

Pero César también era un hombre del fútbol y del deporte. De ahí su vinculación a la Aemef (Asociación Española de Médicos de Equipos de Fútbol), del que fue presidente; su estrecha relación con Agamede (Asociación Galega de Medicina do Deporte); y su paso por otros clubes de fútbol, que seguro que lo recordarán con mucho cariño.

Su fallecimiento duele a todo el deportivismo, pero sin duda su memoria y su trayectoria ya forman parte con todos los honores de la historia centenaria del Real Club Deportivo.