Un punto, y gracias, sumó el Deportivo de Balaídos, donde completó otro partido gris, la tonalidad que ha teñido su fútbol desde el arranque de la temporada. Hasta el momento solo aprueba en matemáticas. Las cuentas le salen y a eso se agarra. Se mantiene invicto, con 8 puntos en su casillero de 12 posibles, una media notable, pero que no camufla las grandes carencias que sigue teniendo el equipo coruñés, lejos de mostrar la fiabilidad imprescindible para aspirar a dominar el campeonato. No carbura, ni en ataque ni en defensa, y sigue viviendo de zarpazos e individualidades, ayer una gran asistencia de Ibai Gómez en la acción del gol de Diego Villares. Poco más que rescatar de otra actuación decepcionante del cuadro blanquiazul, con los niveles de fluidez y confianza bajo mínimos. Suma y sigue, pero generando muchas dudas, cada vez más.
Ayer hizo lo justo, muy poquito, para empatar después de regalar el 1-0 en un error en cadena de la retaguardia. Mal en defensa y también en los ataques, condenados al fracaso desde el inicio por el lentísimo ritmo de balón. Toca y toca con parsimonia el Dépor, casi siempre en horizontal o hacia atrás, facilitando de esa manera los movimientos defensivos del rival.
Sequía de los delanteros
Borja Jiménez apostó nuevamente de inicio por Alberto Quiles como principal referencia ofensiva, igual que en la anterior jornada frente al Pontevedra, pero el andaluz se quedó otra semana más sin ver puerta. Tampoco anotó Kuki Zalazar, que entró desde el banquillo para acabar siendo el delantero del Dépor. El único que marcó fue Villares, un centrocampista, así que los puntas blanquiazules amplían su sequía anotadora. Cuatro partidos y ningún gol de los arietes. Hasta ahora solo marcó el mediapunta Mario Soriano (3), el lateral izquierdo Raúl Carnero y ayer el mediocentro Diego Villares.
