Deportivo

Lucas, en el olimpo de los románticos

Su regreso por amor al Dépor, en una operación insólita, es un salto desde la élite que muy pocos hicieron antes - Charles, Esteban, Richi y Julián Rubio, que también bajaron de golpe varias categorías, elogian al coruñés

Lucas Pérez besa el escudo del Deportivo tras marcar uno de sus dos goles a Unionistas. |  // CARLOS PARDELLAS

Lucas Pérez besa el escudo del Deportivo tras marcar uno de sus dos goles a Unionistas. | // CARLOS PARDELLAS / Eugenio Cobas

Son la excepción en el fútbol actual, románticos con un punto de locura que se mueven por sentimientos, una especie en extinción en un mundo en el que la chequera suele pesar mucho más que el corazón a la hora de tomar decisiones. Lucas Pérez ha sido el último en ingresar en ese selecto club con su regreso a Riazor. Del Cádiz de Primera División al Deportivo Primera RFEF en una operación insólita, en plena temporada y poniendo todo de su parte, también mucho dinero, aunque para él eso sea lo de menos. Un acto de amor sincero que reconcilia a los aficionados con la esencia del fútbol, el de verdad, y no solo a los blanquiazules, sino a todos. A lo largo de la historia del balompié español pocos jugadores hicieron viajes similares bajando varios escalones desde la élite. Hay más ejemplos, pero algunos son Charles (del Eibar al Pontevedra), Esteban (del Almería al Oviedo), Richi (del Tenerife al Murcia) y Julián Rubio (del Barça al Albacete). Los cuatro recuerdan sus respectivos casos, cada uno distinto, con sus matices y peculiaridades, al tiempo que valoran el paso que ha dado Lucas al cumplir su deseo de volver al Deportivo.

“Me identifico con él, claro que sí —afirma el hispanobrasileño Charles Dias—. Yo sé lo que quería Lucas, volver a casa, igual que yo quería volver al Pontevedra. Llega un momento en la vida en el que tienes que tomar esas decisiones porque igual ves que tu equipo no está bien y quieres intentar ayudar. Chapó para él”. Su caso es el precedente más fresco. En 2020, tras siete temporadas consecutivas en Primera con Celta, Málaga y Eibar, tenía claro que quería retornar a Pasarón, donde en 2004 había iniciado su larga carrera en España. Tenía ofertas de clubes de superior categoría, pero ni las escuchó. Su único deseo era regresar al Pontevedra, sin importarle tener que jugar en Segunda B. “Yo en mi cabeza quería volver, me daba igual la categoría, como a Lucas. No sé si románticos es la palabra. Puede ser. Estamos un poco locos de la cabeza”, bromea el punta de 38 años.

Su camino y el del coruñés contrastan, por ejemplo, con el que acaba de emprender el exmadridista Cristiano Ronaldo en el Al Nassr de Arabia Saudí, a razón de 200 millones de euros por temporada. “Hay que respetar tanto a él como a nosotros. Lucas, Esteban o yo queríamos volver a nuestros clubes, Cristiano ha querido ir allí y no lo voy a criticar. Esto es fútbol. Hay que respetarlo y ya está”, recalca Charles. Cita a Esteban Suárez, con el que jugó en Almería. Desde allí el exportero bajó dos categorías en 2014 para ayudar al Oviedo, el club de su vida, a regresar al fútbol profesional desde Segunda B. “Siendo mi caso similar al Lucas, no son iguales —puntualiza el asturiano—. Yo tenía firmado otro año en Primera y venía de jugar los 38 partidos de titular. Con lo que sí me identifico es con la frase de Lucas de no mirar la categoría. Lo que miras es el equipo al que vas, independientemente de la división en la que esté. Es algo que humaniza un poco la profesión de futbolista, porque siempre se nos tacha de peseteros y la realidad no es así”.

Si volviera a estar en la misma tesitura, Esteban haría exactamente lo mismo. “Seguramente fue la mejor decisión que tomé en mi vida deportiva, porque la tomé yo. Yo decidí volver al Oviedo. Siempre digo que lo volvería a hacer, pero también digo que a un amigo o a un hijo mío le diría que no lo hiciera”, matiza el histórico futbolista carbayón.

Cuatro años antes que Esteban, en 2010, el centrocampista Richi protagonizó otro romántico viaje desde Primera a la categoría de bronce. En su caso, pasó de competir en la élite con el Tenerife a regresar al Murcia, donde había jugado anteriormente seis campañas. De allí era su mujer y allí habían nacido sus hijos, así que para él suponía “una transición suave pensando en el futuro”. Fue una situación “chocante”, porque “el equipo había bajado de Segunda, muchos jugadores tenían que salir o querían irse, y elegí ir a un sitio donde todo el mundo buscaba una salida”. Sobre el traspaso de Lucas, le “llama muchísimo la atención desde el punto de vista del aficionado y del romanticismo”. “No es una decisión normal. Engrandece al propio futbolista. Cualquier aficionado del Deportivo se va a ver reflejado en Lucas porque ve que bajo la piel del futbolista también hay un aficionado que está jugando para el equipo de su vida”, argumenta Richi.

Episodio muy diferente fue el que protagonizó Julián Rubio allá por 1981, cuando optó por dejar el Barcelona para bajar tres escalones y jugar con el equipo de su tierra, el Albacete, en Tercera. “Lo mío fue una rabieta, un arrebato. Me querían el Atlético, el Real Madrid y el Valencia, y me enfadé porque Joan Gaspart, que era el vicepresidente del Barça, me prohibió salir a esos clubes. No me dio la gana de jugar en ningún otro equipo y me fui al Albacete”, relata. Un caso, el suyo, “totalmente distinto” al de Lucas, “nada que ver”. “Lo que ha hecho es muy loable. Es maravilloso que quiera ir al equipo de su tierra a aportar”, concluye Rubio.

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