San Fernando-Deportivo

El Dépor pierde un tesoro en la orilla

Se le escapó la victoria en la última acción del partido, pero no mereció más que empatar en San Fernando en otro encuentro decepcionante lejos de Riazor - Pierde una oportunidad de oro para acercarse a la cabeza

El Deportivo desperdició en San Fernando una gran ocasión para dar un paso al frente y acercarse a la cabeza. Sigue sin superar su gran asignatura pendiente, ese inexplicable bajón que suele experimentar cada vez que compite lejos de Riazor. Nadie le pide que sea exactamente el mismo equipo en casa y fuera, porque es imposible, pero sí que se le parezca. Ayer estuvo a punto de ganar en San Fernando, pero verdaderamente no hizo méritos para llevarse los tres puntos. Vuelve con uno, que suma poco, muy poco, teniendo en cuenta lo propicia que se había puesto la jornada tras los tropiezos de dos rivales directos como el Alcorcón y el Córdoba. Doble golpe para el Dépor, por cómo encajó el 2-2, —en la última acción del encuentro y en una jugada a balón parado—, pero sobre todo por la sensación de oportunidad perdida. Tenía en su mano un auténtico tesoro, tres puntos de oro sin merecerlos, y los perdió en la orilla por ese córner tan mal defendido y por su incapacidad para saber cerrar los partidos, que no es nueva.

Como visitante el equipo coruñés sigue muy lejos de mostrar la fiabilidad y la valentía que lo caracterizan en Riazor. A la hora de atacar, pero también para defender. Le falta contundencia en las disputas, ganar más balones divididos, en definitiva, saber imponerse o por lo menos empatar en ese cuerpo a cuerpo que proponen rivales como el San Fernando y que muchas veces acaba decidiendo los partidos. Desde luego que el mal estado del terreno de juego no ayudó a que el Dépor pudiera sentirse cómodo y mostrar su mejor versión, pero un candidato al ascenso directo como quiere ser el conjunto coruñés debe tener recursos y personalidad suficientes como para proponer bastante más a domicilio, independientemente del momento, del rival y de las condiciones.

Fiarlo todo a Riazor tiene un riesgo grande, enorme, y no va a llegar para sellar de manera directa el billete a Segunda División. Hace falta dar un paso al frente fuera de casa, una cuenta que sigue pendiente desde que empezó la temporada, pero las jornadas siguen avanzando, el campeonato no espera por nadie y ya no se puede mirar al mercado en busca de soluciones. Los que están son los que van a remar de aquí al final.

Empezó muy incómodo el Deportivo, como de costumbre fuera de casa, sin ser capaz de entrar en el encuentro desde el primer minuto, como esperando a encajar el primer golpe para reaccionar. Pudo llegar el 1-0 ya en los primeros compases, cuando apenas habían transcurrido dos minutos de juego. Lo tuvo Dani Aquino pero lo evitó Ian Mackay con una buena parada. Quiles y Lucas finalizaron un par de acciones sin premio antes de que Del Campo volviera a desperdiciar una ocasión muy clara para adelantar al San Fernando. El 1-0 no llegó en jugada, pero sí de penalti, el transformado por Biabiany en el 39. Parecía que se iba a llegar al intermedio con ese resultado pero justo antes del descanso, tras un córner, Rubén Díez cazó un balón y acabó rematándolo desde la frontal del área para sorprender a Perales y devolver las tablas al marcador justo antes del paso por los vestuarios.

Fue una primera mitad gris de todo el Dépor, también de los debutantes Lebedenko y sobre todo Saverio. Más participativo el ucraniano y bastante más discreto el hispanoecuatoriano, que apenas entró en juego. Todavía está aterrizando en su nuevo equipo y también en la Primera RFEF, con las peculiaridades que tiene la categoría.

Tras la reanudación el San Fernando volvió a arrancar mejor ante un Dépor incapaz de darle continuidad al juego a ras del césped. Demasiadas imprecisiones y muy poca fluidez. A falta de fútbol coral, el equipo coruñés vivió de chispazos aislados para generar algo de peligro. De la nada se sacó Quiles un disparo a las nubes y acto seguido fue Lucas el que volvió a intentar un lanzamiento lejano que hizo temblar el larguero. Por poco se quedó sin marcar el coruñés por cuarta jornada seguida. Incluso le anularon un gol por un fuera de juego dudoso.

También el San Fernando tuvo alguna llegada para adelantarse, la más clara un remate fuera de Biabiany, pero el que encontró el gol fue el Dépor en el minuto 78 a la salida de un córner muy afortunado, porque al rematador final, Quiles, el balón no le llegó de forma limpia, sino tras varios rebotes.

Faltaba un cuarto de hora y el Deportivo se encontraba con el partido de cara, un escenario ideal para saber jugar con la ansiedad y el nerviosismo del San Fernando, que se fue arriba a la desesperada, aunque con más corazón que cabeza. Daba la sensación de que el equipo coruñés tenía el encuentro controlado o, por lo menos, no pasaba apuros. Hasta que llegó esa última acción desafortunada, la del gol del empate en el minuto 94, ya con Pepe Sánchez, el último refuerzo invernal, sobre el césped. Con su entrada en el campo Óscar Cano buscaba un mayor poderío en el juego aéreo, pero curiosamente en la acción del 2-2 José Carlos cabecea a gol prácticamente sin oposición, emparejado con Soriano.

Antes, el Deportivo no estuvo acertado en esos pequeños detalles que suelen tener perfectamente dominados y controlados aquellos equipos que quieren ser campeones. Con ventaja mínima en el marcador y tan poco tiempo para el final, se tiene que jugar muy poco y dejar que el reloj vaya corriendo a favor del que va ganando. Es el a, b, c del fútbol, también en Primera RFEF. Dos puntos que se escaparon a última hora y no es la primera vez que al Dépor le marcan sobre la bocina últimamente. Pasó en Badajoz y también en Alcorcón. Síntoma de equipo endeble y falto de oficio.

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