Deportivo

Fran: “Teníamos que tener tres ligas, el Superdépor mereció más”

Fran, leyenda blanquiazul, repasa su carrera en ‘As Charlas do Xerión’

“Fuimos los mejores, el equipo más querido, solo nos faltó un poquito más de experiencia”

Fran González junto a Jesús Suárez durante ‘As Charlas do Xerión’ en ‘Arty! Market’. |  // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Fran González junto a Jesús Suárez durante ‘As Charlas do Xerión’ en ‘Arty! Market’. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA / xane silveira

Xane Silveira

Xane Silveira

700 partidos y seis títulos suponen una extensa página en la historia del Deportivo. Es la carta de presentación de Fran González. O Neno. El primero de todos y aquel que se convirtió en leyenda desde la banda izquierda de Riazor. Ayer, junto a Jesús Suárez, repasó algunos de los mejores momentos de su carrera y vida en As Charlas do Xerión. Antes, en el Arty! Market, fue sorprendido por un padre que dejó a un lado a sus dos hijos para sacar una camiseta original de juego del propio 10 blanquiazul. Ya firmada. Y claro, aquello le sacó una sonrisa porque, como recordó, su vida futbolística fue “la mejor etapa” que vivió siempre.

"Riazor En Champions era una pasada. Me gustaba subir del túnel y ver las bengalas y el colorido. Te ponía la piel de gallina y salías como loco"

Fran

Una trayectoria que comenzó cuando apenas aprendía a caminar y ya daba sus primeras patadas a un balón en Carreira, su pueblo natal. Allí “cruzaba la valla y jugaba”. Su casa quedaba a pocos pasos del campo de fútbol donde vio sus primeros partidos y dedicaba las tardes al salir de clase. “Nuestra mayor dificultad era encontrar un balón”, cuenta.

Llegó al Dépor con 17 años y vivió un primero año “durísimo” por el cambio físico. Vivió en la Pensión Puri junto a su hermano y otros cuatro compañeros hasta que asaltó el primer equipo. “Recuerdo que estaba cagado el primer partido. Siempre estás hecho un flan. Los nervios te comen, no aguantas el partido, te dan calambres, la noche no es lo mismo y ya no duermes plácido… hasta que coges una rutina y confianza, ese día es muy bonito, pero todo lo que pasa es jodido”, explica Fran a Jesús Suárez sobre cómo fue su debut con el Deportivo. Sin embargo, Arsenio no le dio protagonismo real y necesitó un cambio físico para asaltar la titularidad. Pasó de pesar 66 kilos a ganar masa muscular en un verano en Ribeira que dedicó plenamente a su desarrollo. En pretemporada, llegó como un “cohete”. “Hacíamos veinte o treinta minutos de carrera continua y yo siempre estaba entre los tres primeros, algún veterano pedía ir más suave, pero si quería cosas, tenía que ir a ese ritmo”. La oportunidad le llegó por dos lesiones: la de su hermano y la de Jaime Agulló. “Físicamente estaba como una moto, no desentoné, y a partir de ahí no hubo quien me sacase del equipo durante... no sé, muchos años”, bromea con humor.

El Superdépor despegó y llegaron los títulos. Aunque a Fran, pese a la liga del 2000, siempre se le quedará clavada “la espinita” del 94. “Fue el momento más duro como jugador, realmente durísimo”, remarca. Desvela, también, que entre los posibles lanzadores se encontraba él: “Yo estaba de cuarto, también eran Bebeto, Donato, que quizá era el mejor, y Djukic, que los tiraba muy bien”. Sin embargo, cree que “la liga se pierde empatando partidos ante equipos que descienden”. Con el paso del tiempo considera que al equipo le faltó “experiencia” y “mentalidad” para ganar algún título más, en especial para sostener “la presión” que llegaba desde fuera. “Aquella generación (refiriéndose a la del Superdépor) lo merecía, teníamos que tener por lo menos tres ligas”, explica. Además, confiesa que el título que guarda con más cariño es “la liga, el momento más maravilloso”. Aunque describe el Centenariazo como “único”.

"El partido del Valencia fue el momento más duro de mi carrera como jugador, fue durísimo"

Fran

Fran también habló de los entrenadores que más le marcaron para bien y para mal. Recuerda que Toshack fue “muy duro” con él. Aunque hace poco se lo encontró en un partido de leyendas: “Le canté las cuarenta, pero después nos despedimos y me dijo ‘hablé más contigo este fin de semana que en todo un año’, fue una relación difícil”. Aunque, por encima de todo, está el cariño que le guarda a Arsenio Iglesias y a Jabo Irureta, dos entrenadores “similares” con los que consiguieron “los mejores resultados”.

700 partidos dan para muchas historias, pero una de las que lleva grabada en su corazón fue el día de su despedida. Forzó para llegar hasta el final de aquella temporada, se infiltró porque “no quería despedirme en muletas” aunque tenía “el tobillo destrozado”. “Fue lo más bonito que me pudo pasar, tener el cariño espontáneo de la gente, tengo las fotos guardadas a hombros de los aficionados”.

Lo más bonito, recuerda, fue Riazor, su ambiente y su afición: “En Champions era una pasada. Me gustaba subir del túnel y ver las bengalas y el colorido. Te ponía la piel de gallina y salías como loco. Yo, con 20 años veía eso y era una maravilla. Era una pasada el ambiente que había”. A fin de cuentas “fuimos los mejores, el equipo más querido, quizá solo nos faltó un poco más de experiencia”.

“El Villarreal estuvo como loco por fichar a Rubén López”

Fran dejó este verano de ser el director de cantera del club de su vida. “No me echaron, simplemente no me renovaron, que es diferente”, comenta sobre un verano ajetreado del que lamenta que la base pierda la continuidad del proyecto que existía. “Me sentí un poco decepcionado”. En parte porque durante este tiempo cree que le pusieron en duda: “Vienes, ponen en duda tus conocimientos...”. Sin embargo, ensalza el trabajo realizado, que el año pasado obtuvo grandes éxitos en todas las categorías del fútbol base. “Ganamos en todo menos en juveniles”, ensalza antes de explicar la gran temporada que hizo el conjunto de Manuel Pablo. Aquella Copa del Rey fue un escaparate para muchos chicos: “El Villarreal estuvo como loco por fichar a Rubén López, después de ganarles querían ficharnos a tres”, desvela. Para Fran, en A Coruña hay mucho talento “del jugón” y en el Dépor no hay “solo uno” que pueda llegar. “Es importante prepararlos a todos lo mejor posible para cuando les llegue la oportunidad”, concluye.