La noticia que nadie quería escuchar. Alcoa anuncia el cierre de las plantas de A Coruña y Avilés. Los peores presagios se han cumplido y tras años en la cuerda floja, la compañía estadounidense ha decidido echar el candado a las dos plantas de aluminio primario, que generan 686 empleos directos. Los gobiernos de Galicia y Asturias se mantienen en contacto para intentar pactar una respuesta coordinada.

Núñez Feijoó y Javier Fernández se reunirán el próximo viernes, a las cuatro y media de la tarde, en la sede de Presidencia, para analizar la situación y coordinar la respuesta de ambos gobiernos tras el anuncio de Alcoa de cierre de sus plantas de A Coruña y Avilés. Asimismo, Javier Fernández ha telefoneado esta mañana a las ministras Reyes Maroto y Teresa Ribera para solicitar una reunión con ambas para abordar también este asunto, según han confirmado fuentes de la presidencia.

Los comités de los tres complejos alumineros españoles (A Coruña, Avilés y San Cibrao) estaban convocados este mediodía a una reunión urgente. La compañía les ha trasladado la intención de iniciar un periodo formal de consultas en el marco de un proceso de despido colectivo que afectará a todos los empleados de las dos plantas.

En el plazo de dos semanas, la compañía iniciará el periodo de consultas con los representantes de los trabajadores para "alcanzar el mejor acuerdo posible para ambas partes". El plazo máximo es de 30 días naturales.

"La compañía es consciente del enorme impacto de este anuncio en sus empleados, familias y en las comunidades en las que se ubican estas plantas. Precisamente, y con objeto de paliar las repercusiones de este anuncio en los empleados afectados, Alcoa se compromete a ofrecer un plan social para alcanzar el mejor acuerdo posible para ambas partes, la compañía y los trabajadores", recoge un comunicado interno de la multinacional al que ha tenido acceso este periódico.

Alcoa sostiene que "las plantas adolecen de problemas estructurales intrínsecos: una menor capacidad de producción, una tecnología antigua y menos eficiente y unos costes fijos elevados que hacen que no sean competitivas".

Estos factores estructurales, unidos a factores externos del mercado, como el elevado precio de las materias primas y el coste de la energía, han generado pérdidas significativas en estas plantas en los dos últimos años, argumenta la multinacional, unas "pérdidas que previsiblemente continuarán".

El Gobierno regional habla ya de "decisión insólita" y sostiene que "no se puede ligar a la factura eléctrica porque ha bajado gracias a las subastas de interrumpibilidad".

El comité se temía importantes ajustes, pero no el cierre definitivo: "El día 31 se inicia el periodo de consultas y sobre la mesa no hay ninguna alternativa al despido colectivo", apuntan los trabajadores.

"Quien tiene capacidad para evitar este tipo de situaciones es quien está alimentando la deslocalización de las empresas, los gobiernos centrales, tanto el anterior del PP como el actual del PSOE, con políticas encaminadas al cierre de la industria electrointensiva", señaló Sergio Sobrido (USO).

"La situación es muy complicada, tenemos una compañía que se comporta como un grupo inversor. Hay pérdidas en aluminio, pero como grupo están ganando dinero a patadas. Los diferentes gobiernos no han hecho nada porque los costes eléctricos sean asumibles. Se están cargando toda la industria y lo están haciendo conscientemente", sentenció el portavoz de CC OO en el comité, José Manuel Gómez de la Uz.

Alcoa adquirió al Estado la entonces Inespal (antes Endasa) en 1998. Según fuentes del sector, fue un "chollo" para los americanos por las condiciones del acuerdo. El Estado vendió Inespal por unos 400 millones de dólares, pero 200 se cancelaron como deuda y el acuerdo incluyó un contrato eléctrico que ató las arcas públicas durante años.

Con el fin de la tarifa eléctrica G-4 (de las que se beneficiaron Alcoa, Azsa y Arcelor), la aluminera comenzó a amenazar con la deslocalización. Fue en 2014, tras la primera subasta eléctrica, cuando Alcoa presentó un ERE de extinción para Avilés y La Coruña, que acabó retirando tras lograr una segunda puja.

Alcoa volvió a alertar de ajustes en sus plantas españolas en 2015 tras la subasta eléctrica del año anterior, y en 2016 trascendió un posible proceso de venta que finalmente no fructificó.

Los representantes de los trabajadores venían alertando en las últimas semanas de que la situación en la era ya "crítica". Sus peores presagios se han cumplido.