Las renovables amplían la brecha de las tarifas de la electricidad

La generación con energía verde deprime la cotización en las horas centrales, de baja demanda

En cambio, en los picos se paga a precio de oro

Una mujer pone una lavadora en un tramo horario con el precio de la electricidad más bajo.

Una mujer pone una lavadora en un tramo horario con el precio de la electricidad más bajo. / Ferrán Nadeu

Sara Ledo / David Page

La volatilidad entre los precios de la electricidad en un mismo día será cada vez más habitual en un sistema eléctrico cada vez más renovable. La generación con energía verde deprime los precios en las horas centrales del día cuando la demanda es baja, como ha ocurrido durante la Semana Santa y en el mismo lunes de Pascua, en el que, por primera vez en la historia, el megavatio-hora anotó un precio negativo en el mercado mayorista. Pero cuando no hay recurso limpio suficiente o hay un pico de consumo se necesita generación con ciclos combinados, que junto con la hidráulica, venden su electricidad a precio de oro.

Las mayores diferencias se han dado en los últimos dos años, cuando la escalada del gas estiró los precios de forma estratosférica en las horas de mayor demanda. La dispersión máxima (281,45 euros) se produjo el 10 de abril de 2022, a las 6 de la tarde la luz costaba un euro y a la una de la madrugada, 282 euros, según los registros del Operador del Mercado Ibérico (OMIE).

En 2022, la desviación entre los precios diarios —medida como desviación típica— fue de 43,85 euros, lejos de la media de 11,85 del quinquenio 1998-2003 o de los 13,73 del 2013-2017, según cálculos realizados a partir de los datos históricos de OMIE. En estos primeros meses de 2024, la desviación entre precios sube a 35,18 euros.

“La entrada de renovables modifica la formación de precios del mercado. Es una evidencia que se puede constatar ya y que se mantendrá durante los próximos años”, avanzaba a las puertas de la crisis energética, en 2021, la presidenta de OMIE, Carmen Becerril, y así sigue haciéndolo de forma habitual en casi todos sus discursos.

En OMIE se realiza cada día una subasta (conocida como pool) en la que comercializadores y generadores acuerdan un intercambio de ofertas para cada hora del día siguiente, en función de las estimaciones de la demanda de energía y de las capacidades de generación. Las renovables son las tecnologías más baratas porque su recurso (sol, viento o agua) es gratuito, de forma que su único coste es el de mantenimiento de los aparatos.

Cuando el viento sopla, hace sol o llueve y la demanda eléctrica no es muy alta los precios tocan suelo. Y eso es lo que pasó este inicio de curso con precios cero horarios casi cada día, pero cuando el consumo aprieta y el sol no sale o el viento no sopla, el coste se dispara. Esa diferencia afecta cada vez menos a los consumidores, por la nueva fórmula de cálculo de la tarifa regulada, que entró en vigor en enero para reducir la volatilidad de los recibos. Y más a los vendedores y compradores de eas electricidad.

¿Cómo es posible que un generador venda su producto a cero euros? ¿Qué sentido tiene no ganar dinero? La explicación que da el director general de APPA Renovables, José María González Moya, es que muchas renovables que ofertan su energía a precio cero son “instalaciones renovables antiguas (solares, la mayoría) que tienen una retribución garantizada”. Es lo que se conoce como Recore, que financian los consumidores dentro de los costes regulados del recibo de la luz, y que garantiza a estos productores una retribución fija independientemente del precio del mercado. Para recibir ese dinero necesitan funcionar un “número mínimo de horas al año” y, por tanto, producir a cero no les hace perder dinero, sino que les asegura un suelo.

“Probablemente, cuando dejen de cobrar esa ayuda dejen de cobrar a cero euros”, augura González Moya. A eso atribuye lo que ocurre con las centrales nucleares, que en los últimos días bajaron su carga. “No tienen la flexibilidad de arrancar y parar, por lo que tienen que ofertar a cero euros, pero en su caso tienen unos costes y, por tanto, se desconectan porque no les compensa”, añade González Moya.

El analista Francisco Valverde opina que la bajada de producción tiene que ver con la estrategia comercial de las grandes empresas, que prefieren ganar con la comercializadora al comprar electricidad en el mercado (a cero euros) en vez de perder con la generadora (vendiendo a cero), mientras que los precios cero cree que se producen porque “cuesta más el suelo de estar pendiente de parar que seguir generando”. “Pero qué más da que un mes no hagan mucha caja si en tres meses se van a poner las botas”, añade.

En cualquier caso, la volatilidad cada vez será mayor en un mercado eléctrico que prevé duplicar la potencia eólica instalada actualmente —pasar de 31 gigavatios (GW) a 62 GW— y triplicar la solar fotovoltaica —de 25,6 GW aspira a alcanzar 76 GW—, pero cuya demanda eléctrica no levanta cabeza (en niveles de 2003). La solución pasa por el almacenamiento, sobre todo a través de baterías.

Los impuestos del recibo de la luz suben en plena caída de los precios

Tras los récords históricos de subida de la luz durante la crisis energética, ahora los precios de la electricidad se desploman y hacen historia por acumular decenas de horas a precio de cero y por haber registrado este lunes por primera vez precios negativos. Pero el rally a la baja del mercado de la electricidad va a ver diluido su impacto en el recibo de luz de millones de hogares por coincidir con la subida de los impuestos específicos que se cargan en la factura eléctrica.

El Gobierno redujo al mínimo todos los gravámenes que se cargan en la factura de luz durante la crisis energética para paliar el efecto sobre las familias y las empresas del alza de los precios, pero aprobó a finales del año pasado ir recuperando los niveles normales de los impuestos de manera progresiva durante este ejercicio. Y ahora en abril toca una nueva subida de varios de los tributos eléctricos. El IVA que se carga en el recibo de luz pasó del 10 al 21% a principios de marzo precisamente por la caída de los precios (si el precio medio del mercado eléctrico caía por debajo de los 45 euros por megavatio hora la subida del IVA era automática).

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