Kelea, la consultora coruñesa que crece por encima del 20% más cada año desde 2018

Está especializada en prestar servicios relacionados con las formas de trabajar, organizarse y liderar las organizaciones | Este ejercicio espera superar los tres millones de facturación

Los tres fundadores de Kelea, Óscar Naveiras, Santiago Vidal y José Antonio Ortega, en sus oficinas de la Ciudad de las TIC.

Los tres fundadores de Kelea, Óscar Naveiras, Santiago Vidal y José Antonio Ortega, en sus oficinas de la Ciudad de las TIC. / Carlos Pardellas

Manolo Rodríguez

Manolo Rodríguez

La revolución digital está provocando que los cambios en los mercados cada vez sean más rápidos. Estas transformaciones tan veloces desencadenan en las compañías la necesidad de nuevas formas de trabajo, de organizarse y de gestionar su actividad.

La mayoría de las veces son incapaces de seguir este ritmo tan vertiginoso de novedades y tienen que pedir ayuda fuera para poder continuar creciendo y evolucionando. Y aquí es donde entran en acción las consultoras que ayudan a esas compañías a solucionar estos problemas.

La firma coruñesa Kelea es una de ellas. Creada por José Antonio Ortega, Santiago Vidal y Óscar Naveiras en 2018, ha logrado situarse en este corto espacio de tiempo entre las consultoras de referencia en España por su estilo novedoso de trabajo. Su facturación lo certifica: cada año crece por encima del 20% y la previsión para este ejercicio es que supere el 34% y alcance por primera vez los 3 millones.

Kelea empresa ciudad de las TIC con José Antonio Ortega y compañía

Los tres fundadores de Kelea, en la Ciudad de las TIC. / Carlos Pardellas

“Los tres veníamos de una multinacional tecnológica y queríamos crear nuestra propia consultoría con un tinte muy diferente a lo que existía”, relata José Antonio Ortega. “Se le llama la nueva consultoría que es muy participativa con el cliente y donde también hay un papel muy protagonista de las personas que conforman Kelea. Queríamos un enfoque completamente diferente donde nuestra gente pudiera participar en muchas tomas de decisiones dentro de la propia organización. Eso no significa que todo el mundo tome decisiones para todo, sino que la gente participa. Esto fue un punto importante, es decir, lo que vendíamos a nuestros clientes queríamos nosotros vivirlo también”, asegura.

¿Qué hace Kelea?

Ortega lo resume en un par de frases: “Frente a los retos que tienen nuestros clientes, que pueden ser desde la transformación digital o los cambios muy rápidos que hay en el mercado, nosotros les ayudamos a trabajar en sus modelos de organización, sus formas de trabajar o sus procesos y les ayudamos a balancear esa eficiencia y esa eficacia que están buscando para ser capaces de responder más rápido”. “Si yo vengo haciendo las cosas de una determinada manera y de repente la velocidad del mercado cambia, yo tengo que hacer las cosas de forma diferente y tengo que trabajar de forma diferente. Y esto afecta a modelos de trabajo y a los procesos de trabajo internos”, reconoce.

El nombre de la empresa viene de Quelea, la especie de pájaro más numerosa del mundo que vuela en bandadas y que es capaz de adaptarse rápidamente a cada nueva situación, cambiando de dirección al unísono. En sus comienzos, hace seis años, sus clientes estaban ubicados en Galicia y ahora ya tienen presencia a nivel nacional. Entre ellos, está el mayor retail de moda, Abanca, Gadis, Navantia, Yamaha, Iberia, Sacyr o Aguas de Barcelona.

Doble enfoque

Su proceso de trabajo con las empresas suele tener dos enfoques. “El primero son proyectos cortos de mucho impacto. Entramos en una empresa para resolver un determinado problema y cuando está resuelto nos vamos. Y siempre lo hacemos de manera colaborativa. Nunca vamos con ‘esta es nuestra idea, este es el modelo más conocido en el mercado y aquí te lo pongo’. Eso es lo que hace la consultoría tradicional y nosotros eso no lo hacemos”, aclara Santiago Vidal.

“Después, tenemos proyectos más largos, donde vamos acompañando al cliente y nos metemos en las tripas porque somos de remangarnos, de bajar al barro, no lo podemos evitar. Y aquí sí que los acompañamos durante una temporada. También tenemos lo que llamamos Implants, que es gente nuestra que se mete en la empresa y hace trabajo como si fuese prácticamente de la compañía durante un periodo largo, pero con nuestra mentalidad”, apunta.

“Muchos de nuestros clientes —completa José Antonio Ortega— es lo que nos demandan. Nos dicen: ven a mi empresa, métete aquí conmigo y con tu mentalidad ayúdame a transformar la compañía. Porque a veces cambiar tus formas de trabajar es complicado. Si tú estás habituado a hacer algo de una determinada manera y de repente te piden que cambies, al principio cuesta mucho. Entonces es cuando nos dicen, acompáñame y estate con nosotros un tiempo porque esto es costoso. Y aquí es donde entran los Implants”.

“Es gente que va con mentalidad transformadora. Lo que hacemos es intentar expandir esa mancha de aceite dentro de la organización para que las cosas se vayan haciendo de una manera diferente. Es donde generas un cambio de verdad”, esgrime Santiago Vidal.

Ejemplo de un trabajo

El consultor explica un ejemplo de cómo trabajan: “Estuvimos ayudando a una pequeña start-up que tenía un producto, y en vez de desarrollar todo el hipermegaproducto con las ideas que tenían en la cabeza, que eso sería un año o año y medio de trabajo, lo que les dijimos fue divídelo en partes muy pequeñitas y hazlo en ciclos cortos, en cosas que de verdad te funcionen y que le puedes poner a tu cliente o a tu usuario encima de la mesa y así aprender de eso y saber si realmente pasa algo”.

“Les dijimos por qué no dividís todo el trabajo en trocitos de dos o tres semanas; priorizamos muy bien qué es lo que necesitamos; tenemos un resultado; ese resultado se lo enseñamos a todo el mundo; lo validamos y a partir de ahí decidimos cuál es el siguiente punto”, describe.

También han descubierto que este tipo de procesos mejoran el ambiente en las empresas y rebajan el estrés. “La gente vivía contra una fecha, con mucha tensión y cuando no se llegaba se le daba caña. De esta manera, a tu cliente le estás enseñando cosas cada dos semanas. Tienes una gestión de expectativas y de riesgos con él más cercana. Y los trabajadores se ven más involucrados porque es más participativo”, revela Santiago Vidal.

Presencia en Madrid y objetivo Barcelona

Desde que en 2018 facturaron 116.000 euros con tres empleados hasta los 3,3 millones que esperan alcanzar este ejercicio en el ya cuentan con 35 trabajadores solo han pasado seis años. “Desde luego que no teníamos pensado estar en estas fechas con este volumen de negocio y con estos clientes, ni mucho menos. No nos lo imaginábamos”, apunta José Antonio Ortega, uno de los fundadores de Kelea. “Este año hemos cerrado operaciones bastantes gordas en Madrid”, revela.

Han abierto oficina en la capital española y el siguiente paso es hacerlo en Barcelona. ¿Y salir fuera de España? “Ahí somos más reactivos”, reconoce su socio Santiago Vidal. “Hemos hecho proyectos en China, en Vietnam, en Panamá… de clientes que tenemos que tienen sedes allí, pero lo hacemos porque nos lo piden, pero nuestro foco estratégico a día de hoy no es salir fuera de España”, aclara Vidal, quien afirma que, por ahora, el objetivo es profesionalizar la empresa para soportar el crecimiento que están teniendo. “Sentar buenas bases para que el crecimiento no nos lleve por delante”, describe.

Su objetivo a corto-medio plazo es seguir con la consultoría y pivotar hacia la tecnología. “Creemos que si unimos los dos mundos podemos crecer más”, asegura Santiago Vidal.

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