El Sabadell plantará cara al BBVA: valora rechazar o pedir un precio mejor

Ambos planteamientos están sobre la mesa y el banco de origen catalán espera alcanzar una decisión en un consejo que ha previsto celebrar en los próximos días

Martí SAballs Pons Juan Carlos Lozanobre

La operación de compra o absorción planteada por BBVA sobre el Sabadell está a punto de convertirse en una guerra. El consejo de la entidad catalana se debate entre rechazar directamente la oferta o exigir una mejora notable de las condiciones. Ambos planteamientos están ahora mismo sobre la mesa y requieren una respuesta rápida. De hecho, el Sabadell, que el mismo día que se conoció la oferta de BBVA —el martes 30 de abril— celebró un consejo puramente informativo para trasladar a sus consejeros la propuesta rival, espera ahora celebrar en los próximos días un consejo decisivo.

En este, que puede celebrarse la semana próxima, debe hacer público si exige un mejor precio, como defienden un puñado de consejeros, o si sencillamente rechazan la operación: “Van a tener que subir la oferta o dar más poder al Sabadell”, expresan medios cercanos a la entidad catalana. En el caso de que se rechace la oferta, medios financieros apuntan a que el BBVA no descarta incluso lanzar una opa hostil, pese a que hasta la fecha no ha prosperado ninguna operación de este tipo entre entidades financieras en España. Y pese al mismo precedente entre ambas entidades. En noviembre de 2020 rompieron las conversaciones por desacuerdos en las condiciones.

Entre los motivos para oponerse a la operación, el primero es el precio: “No necesitamos al BBVA para cotizar a 2,2 euros, que es el canje”, afirman medios cercanos al banco. Efectivamente, el Sabadell cerró la semana a un precio de 1,885 euros, tras ganar en torno al 11% desde que se hizo pública la operación. Y hay que recordar que la oferta del BBVA consistía en un canje de una acción nueva del banco por 4,83 títulos del Sabadell, con una prima para estos últimos del 30%, que en parte ya se ha evaporado. Pero también están las formas de la operación. Si ya es dolorosa para la entidad catalana desaparecer engullida por el BBVA —los actuales accionistas del Sabadell se estima que se quedarían solo con un 16% de la entidad resultante—, más complicado de aceptar para ellos es que en la oferta solo se incluya una vicepresidencia y además sin ningún poder ejecutivo.

Lo cierto es que en lo referente a las formas, y según la sensibilidad del Sabadell, ya se empezó con mal pie el mismo 30 de abril. El Sabadell solo dispuso de cuatro minutos de cortesía para digerir el primer impacto de la operación. Recibió a las 13.43, tal y como hizo constar de forma insólita en su comunicación pública, la oferta del BBVA, solo cuatro minutos antes de que la entidad bancaria que preside Carlos Torres la oficializara con un comunicado a la Comisión de Valores (CNMV). Un mal comienzo.

Recelos políticos

Pero además de al consejo del Sabadell, la oferta del BBVA debe también sortear los recelos políticos. El primero, el de las autoridades de la Generalitat valenciana, que temen perder la sede fiscal de la sociedad, que se mudó a Alicante en pleno procés. El segundo, el de las autoridades de Competencia, que ven un cierto riesgo de exceso de concentración bancaria, aunque hay quien lo califica de riesgo de oligopolio. Recordemos que, si sale adelante, la operación dejaría el 70% del mercado bancario español en manos de tres bancos: BBVA, Santander y Caixabank.

Aparte de estos escollos, está evidentemente el consejo del propio Sabadell. A la primera persona que hay que convencer es a Josep Oliu, presidente desde 1999, con una gran influencia en los consejeros, aunque hace tres años César González Bueno, procedente de ING, asumiera buena parte de las funciones ejecutivas.

También hay que contar con la opinión de David Vegara, permanente candidato a ministro de Economía, exsecretario de Estado con Pedro Solbes… y la persona vinculada al PSOE, con cargo ejecutivo en el banco, que además tiene la interlocución directa con las autoridades monetarias españolas y europeas. Un papel diferente puede jugar David Martínez, inversor de origen mexicano, que controla un 3% de la entidad, y a quien en el entorno del banco le ven dispuesto a aceptar una buena plusvalía. Y para cerrar esta lista de influyentes, Miquel Roca, uno de los padres de la Constitución, y uno de los pesos pesados del consejo, sin olvidar al secretario del mismo, Manuel Valls, presidente de la comisión de Auditoría y Control.

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