¿Gozan de buena salud las empresas gallegas?

Marcos Piñeiro*

Tras los Premios al Emprendedor del Año de EY, donde recientemente el vigués Grupo Pereira ha sido ganador del premio nacional al Emprendimiento Social, es buen momento para reflexionar sobre el estado de la salud de las empresas gallegas, sus retos y amenazas.

Empezamos 2024 con un esperanzador dato de incremento en la creación de empresas respecto a ejercicios anteriores, siendo 2024 el segundo mejor dato en siete años, y situando a Galicia por encima de la media nacional. Los resultados de 2023 de empresas de sectores estratégicos en Galicia también son una señal de optimismo, al igual que el saldo positivo de la balanza comercial y récord alcanzado por la empresa gallega en exportaciones, que confirma su buena salud, aunque algunos sectores puntuales evidencian señales de incertidumbre.

Hablando con los principales directivos gallegos, sus motivos de preocupación e incertidumbre actuales son la inflación, el alza de los tipos de interés, la falta de previsibilidad y seguridad jurídica de la fiscalidad empresarial, unidos a aspectos más de negocio como el incremento de costes, la falta de talento y relevo generacional. No obstante, ha quedado patente últimamente la resiliencia de las empresas gallegas, que demuestran una sorprendente adaptación a la incertidumbre geopolítica y a los bruscos cambios en los mercados.

Destacan A Coruña y Vigo con sus áreas metropolitanas. Coruña con el imparable crecimiento de Inditex y el liderazgo del textil, y Vigo con la buena evolución de la automoción y pesca. Otros sectores viven momentos de crecimiento y consolidación, posicionándose como estratégicos como el TIC, sector alimentación, el maderero, la minería y la piedra natural, o sectores emergentes como el de energías renovables o biotecnología.

Tenemos en Galicia un tejido empresarial mayoritariamente de pymes, con empresas cuyos ingresos son inferiores a 50 millones de euros, suponiendo más del 99% del total, siendo la pequeña empresa (menos de 10 millones de euros de facturación) la que representa el 96%. Este reducido tamaño supone una de sus amenazas, pues puede limitar su crecimiento (especialmente en internacionalización) o la capacidad de atracción de talento e inversión en I+D e innovación, o impedir captar inversión extranjera en proyectos sin posible relevo generacional.

Apuntalar la productividad, innovación y capacidad para competir desde Galicia debe ser el reto conjunto, con la necesidad de mejorar aspectos como la logística y comunicación desde nuestra posición periférica, especialmente en el transporte, en una competencia territorial donde las conexiones terrestres y aéreas restan atractivo.

Invertir más en I+D+i como vector de crecimiento en Galicia, para lo cual será clave la transferencia de tecnología a la empresa y la óptima gestión de recursos públicos y fondos europeos como dinamizadores de la transformación de nuestro tejido empresarial. Así, deberemos apostar por la innovación e incorporar y retener talento y personal cualificado, exigiendo que la amplia gama de programas educativos y de formación se encuentren alineados con las necesidades del tejido productivo gallego, para que la falta de inversión en innovación y talento nunca sea un factor limitante para su competitividad en mercados globalizados.

En definitiva, sin perder de vista a nuestros vecinos del Norte de Portugal, el objetivo debe ser implementar reformas para poner en valor el potencial de nuestro capital humano en empresas, universidades y centros públicos de investigación, y trabajar en el éxito de la transferencia de tecnología al tejido productivo. No aprovechar este momento clave para su transformación y competitividad sería un error histórico, y podría afectar a la salud futura de nuestras empresas.

*Socio Responsable del área fiscal de EY Abogados en Galicia

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