La fragata española Victoria puso ayer en libertad a los siete piratas detenidos el martes en el golfo de Adén cuando intentaban asaltar un carguero de bandera noruega, ya que no se presentó ninguna denuncia contra ellos, según fuentes del Ministerio de Defensa. El navío de guerra español desembarcó al grupo de somalíes en la costa del país africano después de recibir la orden de los mandos de la operación Atalanta, la misión aeronaval de la UE en el Índico.

Transcurridas apenas 24 horas desde la retención de los piratas, las instrucciones de los mandos de Atalanta fueron que se dejara en libertad a los retenidos en caso de que no se presentase denuncia contra ellos, como finalmente ocurrió.

El martes, la fragata Victoria repelió el ataque de un grupo de piratas al carguero de bandera noruega Bow Sagac, con 29 tripulantes a bordo, cuando navegaba por el golfo de Adén, en las costas del cuerno de África.

El ataque se produjo a las seis de la mañana, cuando los supuestos delincuentes dispararon contra el carguero desde un esquife. El barco atacado envió señales de socorro, que fueron recibidas por las fuerzas navales de la UE que dirigen la misión Atalanta, quienes solicitaron la intervención de la Victoria, que era el navío que se encontraba más cerca. Desde un helicóptero y desde la propia nave, el buque español consiguió repeler a los piratas con varios disparos disuasorios y después persiguió el esquife hasta que detuvo a los siete supuestos piratas.

Ayer, antes de la puesta en libertad de los detenidos, el mando de Atalanta preguntó a Noruega y España por la posibilidad de juzgar a los piratas en estos países, pero ambos lo rechazaron, según fuentes de la misión europea. "La única solución era trasladarlos a Kenia", explicaron, tras precisar que el traslado de los piratas a Seychelles no era posible porque el acuerdo suscrito entre la UE y Seychelles es "limitado" y no aplicable a este caso.

Sin embargo, el plazo de retención de 24 horas a bordo de la Victoria fue "tan corto" que no fue posible hacer todos los trámites para su traslado a Kenia, aclararon las fuentes.

La situación vivida ayer es la misma por la que pasó la fragata Navarra en marzo, que tuvo que liberar a seis asaltantes después de que el armador del buque atacado se negase a denunciar a los presuntos piratas. En esa ocasión, el buque español también tuvo que entregar a las autoridades somalíes el cadáver de un séptimo pirata, que había fallecido antes de la intervención de los militares españoles.

Despliegue aeronaval

En los periodos en los que las condiciones para la navegación frente a Somalia son favorables, el despliegue naval de la UE ronda la decena de unidades mientras que en la época de los monzones -como en la actualidad- se reduce prácticamente a la mitad. Así, en octubre de 2009 -mes en el que se produjo el secuestro del atunero vasco Alakrana- la operación Atalanta contaba con 11 fragatas y un submarino en el Índico. Actualmente sólo hay desplazados en la zona seis navíos de guerra europeos.

Y es que Atalanta decidió redefinir la misión durante la época de los monzones compensando el recorte de unidades navales con un incremento de efectivos aéreos.

Los aviones no requieren tanto personal, tienen menos costes de mantenimiento, cumplen el papel de disuasión y llegan en menos tiempo a cualquier punto en el que se registre una emergencia.

Así, en octubre de 2009 sólo había tres aviones de patrulla marítima europeos (el español P3 Orion, un alemán y un francés) en el Índico mientras que ahora hay cinco (el español, un alemán, un sueco, un luxemburgués y un portugués).