El cambio de Gobierno impulsado por Rodríguez Zapatero ha obligado a modificar los planes para la visita del Papa el próximo día 6 de noviembre a Santiago. Ya no será María Teresa Fernández de la Vega quien reciba a Benedicto XVI. En su lugar, tres ministros estarán en el aeropuerto de Santiago para dar la bienvenida a España al Santo Padre. Serán los dos ministros gallegos, José Blanco, titular de Fomento, y Francisco Caamaño, responsable de la cartera de Justicia. Y Ramón Jáuregui, al frente de Presidencia, según confirmaron ayer fuentes del Gobierno central.

El vicepresidente primero del Ejecutivo español y ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, no puede acudir, aunque en un principio se barajó desde Moncloa que fuese él quien relevase a De la Vega. También se valoró la posibilidad de que estuviese presente la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, pero su agenda se lo impide. Al final tres ministros aguardarán a las once y media de la mañana en la terminal nueva del aeropuerto de Santiago al papa Benedicto XVI, que será recibido a pie de escalerilla del avión por los príncipes de Asturias.

Los tres ministros aguardarán en la tribuna de autoridades, donde compartirán espacio con el titular de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. La recepción concluirá con los discursos de Benedicto XVI y del príncipe Felipe. Acto seguido, el santo padre mantendrá un encuentro privado de quince minutos con Felipe de Borbón y la princesa Letizia Ortiz.

A las doce y media el Papa se subirá al papamóvil, un Mercedes-Benz modificado y emprenderá camino hacia la Catedral de Santiago.

La decisión de enviar a tres ministros del Gobierno español a Compostela se toma tras la polémica suscitada porque Zapatero se encontrará con el Papa en Barcelona y no en la capital gallega. Que el lugar del encuentro no sea Compostela fue aprovechado por la Xunta y por el PP de Galicia para volver a poner en evidencia que el presidente del Gobierno español no ha pisado Galicia a pesar de ser Año Santo.

Mientras tanto, en Barcelona prosiguen también los preparativos para el recibimiento a Benedicto XVI. El arzobispado ha empezado a repartir banderolas para colocarlas en las calles por las que pasará el Pontífice en su recorrido del 7 de noviembre hacia la Sagrada Familia, que dedicará al culto. Además operarios realizaron un simulacro de emergencia en el templo.