Portugal puso ayer en marcha el cobro de peajes en tres autopistas fronterizas con Galicia, Salamanca y Andalucía, y otra en la localidad portuguesa de Alentejo, a pesar del rechazo de empresarios, ayuntamientos y usuarios. Plataformas ciudadanas del Algarve, del centro y norte del país, que se manifiestan desde hace meses contra esta medida, preparan más protestas a las que se espera que se unan también colectivos españoles. En el caso de la A-24 colindante con la comunidad gallega, el usuario debe pagar 14 euros para recorrer unos 155 kilómetros.

El actual primer ministro, Pedro Passos Coelho, amplió la iniciativa a las últimas cuatro autopistas SCUT (Sin Coste para el Usuario) que aún eran gratuitas mediante un decreto-ley aprobado en octubre. Además de los costes extra, los afectados criticaron el complejo sistema de pago electrónico de estas autopistas, frente al convencional cobro en cabinas mediante efectivo o tarjeta de crédito.

En los nuevos peajes el pago se realiza con un dispositivo electrónico que se debe comprar o alquilar y llevar en el coche.Los vehículos extranjeros pueden usar tarjetas de prepago, que se compran por internet o en máquinas automáticas, aunque por el momento sólo se han instalado en Vila Nova de Cerveira, colindante con Galicia, Vilar Formoso, al lado de la provincia de Salamanca, y Vila Real de Santo Antonio, a pocos kilómetros de Huelva.