Dejo los cajones vacíos, pero de facturas sin pagar". Con esta proclama defendió ayer su gestión Alberto Núñez Feijóo ante 600 personas con las que compartió mesa y mantel en Ponteareas, donde contrapuso su solvencia al derroche que atribuyó al bipartito. Un símil le ayudó a transmitir esas diferencias. "Si ustedes cobran 2.000 euros y gastan 2.500 seguro que empezarán a tener un problema cuando lleven un año gastando así y dejando a deber todos los meses", argumentó ante sus fieles antes de mostrarse seguro de la victoria. "No sé en otras comunidades, en Galicia con que le ocultes la situación una vez a un gallego no te vuelve a votar más", advirtió.

El discurso sobre la solvencia se produjo en un escenario municipal que estuvo al borde de la quiebra hace meses. El alcalde, Salvador González Solla (PP), aprobó un ajuste en las cuentas de Ponteareas para evitar la intervención por parte del Ejecutivo central y embridar los 19 millones de euros de deudas que llegó a alcanzar el consistorio. Ahora son 13 y ese apretón en el cinturón ha provocado cierre de servicios locales como su televisión y aumento de tasas, esfuerzo que alabó el barón provincial Rafael Louzán, acompañado de Pilar Rojo y Nava Castro.

En ese escenario, Feijóo mantuvo la apuesta por el "rigor" para aquilatar ingresos y gastos frente a un bipartito que "compró de todo y dejó a deber" 2.500 millones de euros. "Ya no les fían en ningún lugar", denunció de PSdeG y BNG.

Los bipartitos fueron otra vez diana de sus rejonazos al tiempo que prometió "gobernar para todos, también para socialistas y nacionalistas" si logra la mayoría absoluta. Censuró las críticas de estos a su gestión mientras en Andalucía "van a echar a 5.000 profesores" y alertó de una alianza de PSdeG "con nacionalistas A, B y C e IU", en alusión a las escisiones en el Bloque. Además, denunció la falta de estabilidad de una futura alianza refiriéndose a la situación interna de sus rivales.

"A los que estaban en el PSOE los cesaron en la noche electoral y los del BNG rompieron el BNG", dijo. En privado, Feijóo reconoce el malestar que le producen las críticas de la oposición a proyectos como el acuerdo con Pemex o las dudas sobre su situación contable esgrimiendo un informe preliminar del Consello de Contas sobre el cargo de pagos de 2010 al siguiente ejercicio. "Si quieren hacer daño al PP, vale, pero no se lo hagan a Galicia", pidió ya en el mitin, en el que ironizó sobre las dudas acerca de los contratos entre la compañía mexicana y los astilleros Barreras y Navantia. "No sabía que los de Pemex votaban al PP y se presentaban a las elecciones", ironizó sobre las acusaciones del PSdeG de electoralismo en el anuncio de ese acuerdo.

Por culpa del PSOE, según dijo, ahora España suma a la dificultad de superar la crisis la de "devolver los miles de millones que debe", para volver a defender que él "cumplió con su deber" al frente de la Xunta. Por ello, se mostró convencido que, al igual que ocurrió en anteriores comicios, podrá ganar "diciendo la verdad" y sellar "un pacto" con los ciudadanos "sin trampa ni cartón". a movilizar el voto y a no confiarse. Finalmente, apeló de nuevo a la movilización de sus filas para conjurar el temor a la abstención. "No se pueden celebrar los postres antes de la comida", dijo antes de comer.

El candidato del PP y Rubalcaba miden fuerzas en A Coruña

El día de hoy está marcado en rojo en la agenda electoral popular, pues Feijóo desembarca en A Coruña para ofrecer un mitin en un escenario mítico en la memoria sentimental de los socialistas gallegos el mismo día en que vista la ciudad el actual jefe de filas del PSOE: Alfredo Pérez Rubalcaba. Este hecho incluso rebaja en el seno del partido conservador las miradas hacia la visita, también hoy, de Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, a Guitiriz, Baralla y As Nogais.

El palacio de los deportes de Riazor, pegado al estadio de fútbol, fue durante años al PSdeG lo que la plaza de toros de Pontevedra al PP gallego: el termómetro de su capacidad de convocatoria. Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero protagonizaron multitudinarios mítines en ese escenario en los días de vino y rosas del PSdeG en la ciudad.

Todo cambió en mayo del año pasado, cuando en la campaña de las generales el PSdeG sustituyó Riazor, con aforo para unas 8.000 personas, por Expocoruña, donde Zapatero reunió finalmente a 3.000, tras no haber abarrotado el palacio de deportes en las autonómicas de 2009 que acabaron en derrota del bipartito. Expocoruña también acoge hoy por la mañana a Rubalcaba, Pachi Vázquez y sus fieles.

Horas después, será el PP quien tratará de llenar Riazor, tarea en la que se ha implicado la dirección provincial de Carlos Negreira, el alcalde que rompió en 2011 la hegemonía socialista en la ciudad herculina. Las previsiones del equipo de campaña popular pasan por alcanzar la cifra de 8.000 asistentes.

Su objetivo es dar un golpe de efecto y demostrar su poderío en la provincia en que lograron su mayor éxito electoral en las municipales, alcanzando las alcaldías de A Coruña, Ferrol y Santiago, así como la diputación.

"Si Jorquera pidiese la independencia Vázquez seguro que lo apoyaría"

El peligro de la alianza de socialistas y nacionalistas brotó de nuevo en el discurso del candidato del PP en el mitin en O Barco de Valdeorras, primer acto en el que coincidió con el barón ourensano José Manuel Baltar.

Al hilo de la sintonía que mostraron Pachi Vázquez y Francisco Jorquera en su debate en la TVG, el candidato alertó de que el primero podría aceptar el soberanismo del Bloque: "Si Jorquera le pidiese a Vázquez la independencia seguro que le diría: de acuerdo".

En O Barco resucitó también el tema lingüístico en un discurso en castellano y gallego. "No somos más autonomía por obligar a rotular en gallego", sostuvo antes de advertir que habría que discutir si O Barco seguía en Galicia "porque el BNG quiere que se hable gallego y aquí se habla también castellano".

Finalmente, Feijóo reconoció no haberse sentido "nunca tan importante" ante los lemas de toda la oposición pidiendo el voto para echarlo de la Xunta.