"No es normal". Un conselleiro de la Xunta de Feijóo reconocía al filo de las diez de la noche que no había recibido aún la llamada del jefe -como se lo conoce en San Caetano y en el partido- para comunicarle si continuaba o no al frente de sus responsabilidades. Se trata del modus operandi habitual de quien desde 2009 dirige el Ejecutivo autonómico, al que llegó al primer intento y mandato que revalidó en octubre. "Hace tres años llamó más o menos a la misma hora, supongo que es así y no hay nada que hacerle. Con nosotros es como una tumba", añade.

La comunicación telefónica se produjo después de esa hora y, como en la anterior ocasión en que le dijo que iba a estar en la Xunta, la conversación fue breve, aunque con una diferencia, al plantear desde ya la necesidad de reducir altos cargos, prometida en su investidura. Los primeros deberes.

Durante el día de ayer los siete miembros que cada semana de enero se sentaron a dar cuentas de su gestión a Feijóo tuvieron encendido el teléfono y estuvieron pendientes de él a partir del mediodía, cuando Feijóo abandonó una comida de partido y se fue a meditar los escasos cambios que ya tenía en la cabeza. Solo los consultó con Alfonso Rueda, el único conselleiro cuya continuidad ya estaba garantizada.

La fórmula elegida generó cierta inquietud entre los elegidos, a pesar de que se daba por segura la continuidad de la mayor parte de los conselleiros.

De hecho, apenas uno ha sido relevado por Feijóo, que ha sustituido a Javier Guerra por uno de sus más estrechos colaboradores, el monfortino Francisco Conde.

Ese continuismo permitirá, según Feijóo, presentar esta misma semana los presupuestos autonómicos y tramitarlos cuanto antes. Además, le permitiría tener las manos libres para acometer una crisis de Gobierno antes del ecuador del mandato.

Entre los primeros espadas de la Administración existía el temor a ser uno de los pocos que quedase fuera, aunque de puertas para fuera las declaraciones eran las mismas que repetían todos en los pasillos del Parlamento tras la toma de posesión de Feijóo el sábado. "Estaré donde el presidente quiera", decía uno. "Nada de nervios, es su decisión", decía otro.

Los conselleiros tomarán posesión esta mañana de sus cargos en el Pazo de Raxoi, situado en la praza do Obradoiro de Santiago. Posteriormente se celebrará el primer Consello de la Xunta, aunque de contenido simbólico, de la IX Legislatura.