Enrique Rojas es uno de los psiquiatras de España con más best-sellers, de hecho, ha vendido más de dos millones de libros, traducidos a varios idiomas. En las distancias cortas se muestra como un hombre pausado y reflexivo, pero directo.

-Fue uno de los primeros en tildar de "epidemia" la depresión. Ya en 2008, fue premiado por su trabajo La depresión: la epidemia de nuestro tiempo

-En este momento hay tres epidemias mundiales, o grandes enfermedades psicológicas en el mundo occidental: las depresiones, la ansiedad y han aparecido en los últimos años las crisis conyugales. Son de primera importancia médica.

-"La prisa mata", dice un proverbio magrebí. Usted también atribuye gran parte de la culpa a la vorágine de prisas de la sociedad actual.

-El estrés es la versión moderna de la ansiedad y significa llevar una vida trepidante, con demasiadas cosas y sin tiempo de detenerse y pensar.

-Plantea un Decálogo contra la tristeza. Si tuviera que resumirlo en un Decálogo contra la tristezamandamiento

-¿Un mandamiento contra la tristeza? Ten un proyecto de vida coherente y realista y no te rindas ante las dificultades.

-¿Cree que aún está infradiagnosticada la depresión, u oculta bajo otras patologías?

-Sí. Porque hay muchas enfermedades psicosomáticas que esconden en su trasfondo un estado depresivo. Y por otra parte, muchos síntomas que la gente denomina depresión, son trastornos o desajustes de la personalidad.

-Tradicionalmente se relaciona la felicidad con la ignorancia. ¿Es la inteligencia crítica un escollo para ser felices?

-La felicidad consiste en tener un programa de vida donde aparecen cuatro grandes temas bien mezclados: amor, trabajo, cultura y amistad. La felicidad del ignorante es como el vino peleón; la de la persona inteligente, es una buena copa de categoría.

-Científicos hablan ya de una píldora de la felicidad, que imitaría al "soma" que citaba Aldoux Huxley en su célebre Un mundo feliz

-La mejor píldora de la felicidad es sacarle el máximo partido a la vida personal. Ese máximo partido tiene que ver con dos cosas que he comentado a priori.

-¿Pero usted la tomaría?

-Yo creo que la felicidad no tiene que ver con una pastilla, si no con tener bien cogidos los dos grandes temas en la vida: la vida afectiva, esto es, el amor, y el trabajo, la vida profesional. Amar y trabajar son la mejor medicina para la felicidad.

-Entonces, una persona sin trabajo, y hoy son muchas, ¿no puede ser feliz?

-Una persona en paro tiene que poner todos los medios a su alcance en ese momento para formarse, para ser mejor y luchar para buscar una salida laboral como sea. Y finalmente, el amor en el trabajo. Tiene que haber amor por el trabajo bien hecho, por la profesionalidad...

-¿Algún otro consejo laboral?

-Que conviene no tocar muchas teclas al mismo tiempo. Y saber que esto es una formación continuada.

-¿Cómo se trabaja el amor?

-Hay que trabajar el amor de forma artesanal. De tal manera que el cuidado sistemático de las cosas pequeñas hace que el amor no tenga fecha de caducidad. Y al contrario, el descuido sistemático de lo pequeño es la ruina del amor.

-¿Por qué acaba hablando siempre de los grandes temas?

-Hoy el mundo está ávido de mensajes sólidos, porque está repleto de mensajes superficiales, rápidos, divertidos, sin consistencia, líquidos. Y ese tipo de eslóganes son pan para hoy y hambre para mañana en lo espiritual.

-Usted, además, pinta.

-Soy un pintor aficionado, aunque he hecho varias exposiciones. Es una pintura de vanguardia, un lenguaje entre la geometría y el color. Es una pintura etérea, diluida, de puntos y rayas... Que tiene mucho que ver con la infancia. Mucha gente, de hecho, cuando ve mi pintura me replica: ¡eso también lo he pintado yo!

-¿Tiene eso que ver con la evasión?

-Sí, y con la creatividad.

-¿Cómo le gustaría despedir esta entrevista, doctor Rojas?

-Uno siempre es joven en la víspera de la batalla. Me gustaría acabar con la siguiente cita de Winston Churchill: 'En la guerra, determinación; en la derrota, resistencia; y en la victoria, magnanimidad'.