Se dice que, contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar. Y es probable que esto le ocurra a la Consellería do Mar si se considera, como ha dicho la titular de esta, Rosa Quintana, que el abandono de la UE por el Reino Unido, podría favorecer a Galicia en materia pesquera.

La cuestión radica en la clave de reparto de cuotas entre los estados miembros prevista en el principio de estabilidad relativa. En teoría, a menos países para el reparto, más posibilidades para los países costeros que intervienen en aquel. Esto haría, también teóricamente, que el sistema de reparto por cupos se modifique y ahí Galicia podría tener una opción supuestamente clara.

Pero héteme aquí que Escocia -uno de los países integrantes del actual Reino Unido que, merced al Brexit, abandona la Unión Europea- reclama la parte alícuota de la que se adjudica a la nación británica, para distribuir entre los pescadores escoceses.

En este sentido, el secretario de Economía Rural de Escocia, Fergus Ewing, se ha comprometido a conseguir "la mejor oferta" para los marineros de su país. Lo ha dicho después de haber discutido el futuro del sector a raíz de los resultados del referéndum sobre la permanencia o no del Reino Unido en la UE.

Buen número de pescadores escoceses recibieron con satisfacción el resultado del voto contrario a esa permanencia, al considerar que la UE ha otorgado un trato injusto a su sector. De modo muy similar se expresan a diario en distintos foros armadores y tripulantes gallegos de la pesca de bajura (no así los de altura y gran altura, que optan claramente por seguir pescando al amparo de las normas comunitarias, a pesar de ciertas reticencias en el caladero de Gran Sol).

Para la Asociación de Productores de Pescado Blanco escocesa, permanecer en el ámbito de la Unión Europea no significa aceptar que esta negocie en su nombre con Noruega, Islandia y Feroe las posibilidades de pesca: Están más interesados en una negociación en igualdad con las otras naciones principales del sector pesquero. Para nada quieren estar fuera de la UE, pero sí son proclives a un planteamiento en el que se les depare una gestión independiente de sus pesquerías, aún a sabiendas de que las condiciones de permanencia en la Unión Europea no son las más idóneas para "manejar" las mismas. Hacerlo significaría, de facto, la aplicación del libre comercio y el mercado único, lo que significaría una nueva negociación.

"Creemos que con el tiempo -ha dicho Mike Park, director ejecutivo de la asociación- vamos a asegurar un mejor trato para nuestros pescadores".

Por su parte, la Federación de Pescadores Escoceses (SFF) ha dicho que el Brexit era la opción preferida.

En estas condiciones, plantearse un nuevo sistema de reparto entre los países que se mantienen en el seno de la Unión Europea, que conllevaría la modificación a su vez del criterio de distribución de cupos, parece, a día de hoy, una entelequia. Porque, al fin y a la postre, Galicia se ve en medio de una dependencia de pesca controlada por la CE en los caladeros comunitarios -España carece prácticamente de ellos- y, además, existen otros intereses asimismo económicos que recaen sobre los barcos de bandera británica con capital gallego.

La Merchant Shipping Act, de dolorosos recuerdos para muchos armadores de Galicia, sobrevuela nuevamente los puertos de esta comunidad autónoma. Y con el Reino Unido fuera de la UE, la letra sería muy distinta a la canción de hace 25 años.