Desde hace muchos años no puedo escribir sobre la sardina ibérica o degustar esta sin recordar al añorado profesor López Capont, que autotituló como "conselleiro do carallo" a quien ostentó la responsabilidad de dirigir la política pesquera de Galicia sin más aportes al sector que su intención de reconstruir este como quien levanta un edificio de varias plantas.

Pues bien: La sardina ibérica que tanto defendió el profesor Francisco López Capont se mantiene viva y abundante. Sobrevive al malogrado investigador pesquero, tal y como él mismo había predicho y en contra de las pretensiones de hacer pasar por sardina ibérica o pilchardus incluso la anchoveta.

Hasta qué punto nuestra humilde y sabrosísima sardina ibérica sobrevive y se regenera, que los científicos del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) proponen un incremento de la cuota a capturar en la campaña del próximo año por los marineros que comparten un plan de explotación del recurso y que no son otros que los portugueses y españoles.

La propuesta es, ni más ni menos, de un 91% sobre las 12.000 toneladas que el ICES recomendó para el año 2016 que vivimos y se basa en el aumento de la biomasa de adultos con relación a los del año 2015. Las flotas hispano-lusas podrían disponer por tanto en 2017 de un mínimo de 45.000 toneladas, insuficientes a pesar del aumento para unos barcos que añoran escamas de sardina ibérica desde hace más de 15 años.

El problema de esta pesquería, según la investigadora del IEO de Vigo, Isabel Riveiro, no radica en la sobrepesca -mal muy socorrido para fijar TAC y cuotas-, sino en que los huevos y las larvas no lograran la edad adulta necesaria para incrementar las nuevas reservas.

Y otra vez hay que recurrir al profesor López Capont, porque él ha sido siempre el defensor de un sistema de pesca de la sardina que, ha dicho en multitud de ocasiones, no daña de forma tan evidente a los stocks como la hace la contaminación de los mares en los que la sardina ibérica es reina y señora.

Menos huevos y menor tamaño. Ni en uno ni en otro caso intervienen los marineros hispano-lusos. Pero sí tiene una gran influencia los factores ambientales, por lo que si estos no cambian, la sardina será un bien codiciado del que, al menos según las previsiones, tan solo podrán disfrutar los portugueses y los vascos.

Vive la sardina ibérica, la pilchardus del profesor López Capont. Pero lo hace por su tesón y a pesar del daño que los "terrícolas" estamos causando a la mar.

El próximo año es probable que podamos pescar más; pero nadie garantiza qué puede ocurrir en 2018. Todo ello a pesar de que la pilchardus vive.