"Si el transporte es deficitario en zonas urbanas con más concentración de la población y la Xunta tiene que cofinanciar el transporte metropolitano, ¿cómo van a ser rentables las líneas de autobús en áreas del rural?". Ésta es la reflexión que lanza el presidente de la Federación de Transporte de Viajeros, Carlos García Cumplido, que, a la vista de la renuncia de la mitad de los contratos de transporte de viajeros, advierte que estos servicios "difícilmente se pueden autofinanciar" y, en ese caso, habrá que buscar vías alternativas para hacerlos sostenibles.

"Si ese transporte necesariamente se quiere mantener habrá que ver como se va a pagar", recalca. Aunque deja en manos de la Xunta que busque esos mecanismos de financiación, García Cumplido apunta que, de entrada, hay dos alternativas: o se cofinancia, igual que se hace con el transporte metropolitano, o se mete "en la misma cesta" que el transporte escolar. Según explica, el Gobierno gallego financia las líneas de autobuses a los colegios, de manera que incorporar el traslado de viajeros a estas rutas no supondría coste adicional para la empresa.

La propia Xunta reconoce que la dispersión geográfica y la pérdida de usuarios por la despoblación del rural hacen peligrar la rentabilidad económica de estas líneas. "Hay dos factores que influyen en que la situación haya empeorado en los últimos años: el envejecimiento y la despoblación se han multiplicado y además ha coincidido con una crisis económica", explica García Cumplido.

En Galicia hay 30.000 núcleos de población y, según los cálculos de la Xunta, solo unas tres cuartas partes disponen de transporte público regular. Las líneas de transporte escolar (3.900) son cinco veces más que las rutas destinadas al traslado regular de viajeros (880).

Además el bus escolar tiene 23.500 paradas, frente a unas 7.500 del transporte regular, que se recorre unos 50 millones de kilómetros al año.